En un barrio cercano a Appleton, Wisconsin, algunos vecinos llevaban varias semanas intentando descifrar un misterio en torno a sus cubos de basura. Ellos sacaban sus cubos a la calle durante las noches en las que pasaba el camión de la basura; a la mañana siguiente, los cubos reaparecían en la entrada de sus garajes como por arte de magia. Melody Luttenegger llevaba solo unos meses viviendo en el barrio con su familia, y estaba decidida a descubrir quién era el misterioso hombre de la basura que estaba haciéndoles ese favor. Tras investigar un poco, su curiosidad se vio finalmente recompensada.
“Fue muy extraño porque de repente empezaron a aparecer nuestros cubos de basura”, dijo Luttenegger a una agencia de noticias local. “Nuestro camino de entrada es muy largo y pensé que tal vez la compañía de basura estaba trayéndolos al garaje. También le pregunté a mi marido y me dijo: ‘No, yo no estoy subiendo los cubos de basura'”. Así que ella y su hijo de 9 meses, Mason, se abrigaron para salir al frío y esperar a ver por sí misma quién estaba realizando este acto de bondad.
“Fue el día antes de Nochebuena”, explica. “Y tenía un pequeño regalo (para él). Mason y yo salimos y nos quedamos allí, esperando y esperando”. Finalmente, a las 8:21 de la mañana, un hombre mayor subió por su largo y helado camino de entrada, arrastrando los cubos de basura tras de sí. El misterioso basurero resultó ser un amable vecino que vive a pocas calles de distancia. Con más tiempo libre desde su jubilación, Dick Pontzloff, de 75 años, había decidido empezar a traer los cubos de basura de sus vecinos como forma de mantenerse activo. “Cuando me jubilé, me harté de no hacer nada”, explica Pontzloff, “así que empecé a ir por ahí recogiendo cubos de basura. No solo los de algunos, sino los de todos”.
El jubilado lleva a cabo su bondadoso acto cada semana, yendo en bicicleta de casa en casa, incluso cuando las temperaturas bajo cero justificarían que cualquiera se quedara calentito en su cama. La fría mañana en que Luttenegger se reunió con él en su entrada, estaban a unos gélidos -18°C, pero Pontzloff se encogió de hombros diciendo: “No está tan mal”. Al ser wisconsinés de (casi) toda la vida, el amable anciano está acostumbrado al clima y dice que, de todos modos, siempre le ha gustado el invierno.
A juzgar por el tiempo que tardaron sus vecinos en descubrirlo, está claro que Pontzloff no realizaba su acto de bondad buscando ser reconocido. De hecho, el tranquilo anciano aprovechó su momento de protagonismo para compartir un mensaje inspirador. “Solo sean amables con todo el mundo”, dice. “Es lo que hay que hacer. Piensa en si estuvieras en casa y necesitaras la ayuda de alguien”.
Pero en cualquier caso, su generosidad sí que ha sido apreciada. “Que un desconocido haga algo así no pasa desapercibido”, dice Luttenegger. “La amabilidad de los desconocidos es una sensación inexplicable”. Aunque traer cubos de basura pueda parecer una tarea cualquiera, para Luttenegger y su familia, el sencillo gesto de Pontzloff ha sido muy especial.
Una mujer curiosa identificó al misterioso hombre de su barrio que había estado regresando los cubos de basura de todo el mundo a sus garajes.
h/t: [Reddit]
Todas las imágenes vía YouTube.
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