El artista austriaco Gustav Klimt es conocido por sus retratos etéreos y ricos en patrones. Hoy en día, muchos de estos lienzos se consideran obras maestras, aunque El beso, una pieza particularmente exquisita, parece destacar sobre el resto.
Con resplandecientes tonos dorados, formas estilizadas e iconografía sentimental, el cuadro El beso ha encantado al público desde que fue terminado en 1908. Actualmente, esta maravillosa pieza se encuentra en la célebre Österreichische Galerie Belvedere de Viena, aunque su ilustre legado trasciende las raíces austriacas de Klimt.
¿Cuál es la historia de la pintura El beso?
Como miembro de la Secesión de Viena y pionero del simbolismo—una corriente de arte europeo caracterizada por motivos místicos, un enfoque personal sobre las artes visuales y una estética similar al contemporáneo art nouveau—Gustav Klimt adoptó una postura vanguardista hacia la pintura. Su estilo distintivo es particularmente evidente en El beso, que fue pintado durante su luminosa “etapa dorada”.
Los trabajos que produjo durante este periodo presentan planos pronunciados y delicados detalles hechos de pan de oro. Inspirado por los mosaicos bizantinos, estos destellos le dan a cada pieza una apariencia brillante que acentúa la naturaleza etérea del tema y el estilo de Klimt. Además de El beso, Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907), Judith I (1901), y Serpientes acuáticas I (1904) también comparten esta estética resplandeciente.
¿Qué significa la obra de El beso?
El beso de Klimt retrata una pareja abrazada y arrodillada en un campo de flores silvestres cubiertas de hierba. El hombre, vestido con una túnica estampada geométricamente y con una corona de hojas en la cabeza, sostiene la cara de la mujer mientras se inclina para besarla. La figura femenina, cuyo vestido colorido y con diseños orgánicos contrasta con la ropa de su pareja, lleva flores en el pelo. Mientras envuelve sus brazos alrededor del cuello de su pareja, sus ojos se cierran pacíficamente, enfatizando la tranquilidad e intimidad de la escena.
Klimt exploró el amor en varias veces en su trabajo. En El árbol de la vida, un mosaico de su serie Stoclet Frieze, dos figuras que tienen un parecido sorprendente con las presentadas en El beso –tanto en composición como en estética– aparecen en un abrazo íntimo similar.
Esta tendencia sentimental también es evidente en Amor, una pieza temprana pintada en 1895. Si bien, estilísticamente, esta obra tiene poco en común con las pinturas más conocidas de Klimt, su tema romántico transmite su interés en explorar y capturar el amor. “Quien quiera saber algo sobre mí “, dijo,” debería mirar atentamente mis imágenes y reconocer ahí lo que soy y lo que quiero”.
Como se puede ver en La familia, otra pintura dorada de Klimt, la tendencia del artista hacia esta iconografía no se limita al amor romántico. En esta pieza, una madre y un padre dormidos abrazan a su hijo. Al igual que El beso, la escena ofrece una visión tranquila de una relación íntima.
Importancia estética
Además de su estilo dorado y su tema, El beso es celebrado por otros detalles distintivos del artista. Estos incluyen la presencia de patrones contrastantes, un esquema de colores brillantes y líneas finas.
Patrones intrincados
Al igual que muchos pintores de la Secesión de Viena, un movimiento formado por artistas austriacos interesados en liberarse de la tradición, Klimt empleó un estilo altamente decorativo en la mayoría de sus obras. Este enfoque se materializó principalmente en los patrones, que tienen una fuerte presencia en El beso. Desde anillos radiantes y espirales en espiral hasta bloques rectangulares y cuadrados concéntricos, las formas presentadas en la pintura son una muestra de la atención de Klimt al detalle.
Colores vívidos
Aunque es predominantemente conocido por su uso libre del oro, Klimt también empleó a menudo una gran variedad de tonos radiantes en sus composiciones. Esto es particularmente evidente en las flores estilizadas que adornan la escena. Las flores están presentes tanto en el cabello de los sujetos abrazados como en la hierba sobre la que se arrodillan. Las plantas se componen de una amplia variedad de tonos, incluyendo el violeta, blanco, azul, verde, rojo y naranja, y agregan un toque mate a un lienzo que de otra forma sería casi completamente reflectante.
Dibujo delicado
Si bien muchas personas reconocen a El beso por su diseño audaz y sus elementos brillantes, las líneas finas que componen sus figuras también son características de la obra de Klimt. La habilidad del artista es especialmente evidente en su diseño de la mujer. Su rostro suave presenta pestañas detalladas y una nariz delicadamente definida, mientras que líneas simples componen sus manos suavemente dobladas.
A pesar de su sorprendente habilidad para concebir con gracia un tema figurativo y soñador a la vez, Klimt no estaba seguro del verdadero mérito de su talento. “Puedo pintar y dibujar”, explicó. “Yo mismo lo creo y algunas otras personas dicen que ellos también creen esto. Pero no estoy seguro de si es verdad”. Sin embargo, dada la influencia perenne y la admiración permanente de El beso de Klimt, hay poco espacio para la duda.
Preguntas frecuentes
¿Cuándo se pintó El beso?
Gustav Klimt pintó El beso entre 1907 y 1908.
¿Qué estilo de pintura es El beso?
El beso pertenece al simbolismo, movimiento del que Gustav Klimt fue pionero
¿Dónde está expuesto El beso?
El beso está en la Galería Belvedere, ubicada en el Palacio Belvedere en Viena, Austria.
Este artículo ha sido editado y actualizado.
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