A finales de la década de 1880, los neoimpresionistas Georges Seurat y Paul Signac dieron vida a una nueva y revolucionaria técnica de pintura llamada puntillismo. Aburridos de las pinturas tradicionales, los artistas de este periodo buscaron nuevas formas de hacer “impresiones” de paisajes y la vida cotidiana. Así, Seurat y Signac buscaron inspiración en la ciencia, y descubrieron que existe una forma de engañar a los ojos para que vean en una pintura más que la suma de sus partes: solo debían usar miles de puntos coloridos.
Desde su concepción, el puntillismo –conocido por algunos como arte con puntos o punteado– ha influido en artistas de muchos medios y disciplinas. Por ello, hoy en día vemos rastros de ello en el arte moderno, la moda y los tatuajes.
¿Qué es el puntillismo?
Parte del movimiento postimpresionista, el puntillismo es una técnica de pintura que consta de distintivos puntos de color, que son aplicados meticulosamente en patrones para formar una imagen cohesiva.
Si bien los impresionistas como Claude Monet a menudo usaron pequeñas marcas y pinceladas de pintura como parte de su técnica, los artistas del puntillismo llevaron esta idea al siguiente nivel al pintar puntos individuales y apretujados de color puro. Cuando se ve desde lejos, la mente y ojos del espectador difumina y mezcla los puntos para crear imágenes detalladas compuestas por una variedad de tonos más amplia que los que están presentes en la pintura aplicada. De hecho, el término “puntillismo” fue acuñado por críticos de arte a fines de la década de 1880 para ridiculizar las obras de estos artistas. Nunca imaginaron que, muchos años después, el término se usaría para describir a algunos de los pintores más reconocidos del mundo.
Artistas pioneros e influyentes del puntillismo
Con el paso de los años, numerosos artistas franceses, belgas e italianos se unieron al movimiento puntillista y crearon pinturas en este estilo. Además de Seurat y Signac, destacan los pintores franceses Henri-Edmond Cross y Maximilien Luce, quienes ayudaron a expandir los límites de este estilo.
Georges Seurat
El primer pionero del puntillismo fue el pintor francés Georges Seurat, quien fundó el movimiento neoimpresionista. Una de sus grandes obras maestras, Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte (1884-1886), es uno de los ejemplos más importantes de puntillismo. Esta composición punteada retrata a varios parisinos del siglo XIX que descansan y se relajan frente al Río Sena. Una de las obras que pintó poco antes —titulada Un baño en Asnieres (1884)— es un reflejo de la escena en el margen del río. En esta pieza, los bañistas reposan bajo los rayos del sol, mientras que la mayoría de las personas en la Tarde de domingo… son retratados en la sombra. Ambas piezas fueron pintadas en grandes lienzos con puntos de pintura al óleo con una gama de tonos veraniegos.
Paul Signac
Otro artista que adoptó este estilo revolucionario fue Paul Signac, quien estudió la ciencia del puntillismo con Seurat. Desde 1886 y a lo largo de su carrera, este artista francés continuó desarrollando su estilo, y continuó produciendo una gran colección de obras de puntillismo, incluso después de la muerte de Seurat en 1891 a la edad de 31 años. Entre sus obras más famosas está El pino en St. Tropez, que retrata un pino de colores brillantes en el sur de Francia, donde el artista pasaba todos los veranos. En otra pieza, titulada Un domingo, los apretados y vibrantes puntos de pintura de Signac dan forma a una pareja parisina y su gato en una tarde dominical. Este es un ejemplo de cómo los artistas del puntillismo crearon imágenes claras: pintando puntos pequeños y muy juntos.
Henri Edmond Cross
Aunque menos conocido que los dos artistas anteriores, Henri Edmond Cross jugó un papel fundamental en el desarrollo del movimiento puntillista. Cross inició su carrera como neoimpresionista, pero a partir de la década de 1890 cambió de rumbo y empezó a experimentar con el trabajo con puntos. A diferencia de Seurat y Signac, Cross optó por emplear pinceladas más gruesas con pequeñas áreas en blanco entre ellas, dándole a sus pinturas un aspecto que recuerda a los mosaicos. Su trabajo se convertiría en una gran influencia para artistas como Henri Matisse y André Derain, sirviendo como inspiración al movimiento fauvista.
Maximilien Luce
El artista parisino Maximilien Luce inició su carrera como grabador, pero volcó su atención a la pintura en 1883. Tras conocer el trabajo de Seurat, empezó a trabajar en el estilo puntillista, y se empeñó en retratar los “violentos efectos de la luz” en sus sujetos. Además de pintar paisajes, Luce exploró una gran variedad de temas, desde naturalezas muertas hasta retratos de la vida cotidiana. Luce fue un miembro activo de la Sociedad de Artistas Independientes, y participó en todas sus exhibiciones desde 1887 hasta su muerte en 1941.
El fin de la era dorada del puntillismo
Hacia la década de 1890, el puntillismo había alcanzado su punto máximo, y muchos artistas de la época decidieron adoptar esta técnica. Sin embargo, a pesar de que la edad de oro del puntillismo concluyó hace más un siglo, muchos de los conceptos e ideas aún continúan siendo utilizados por los artistas de hoy en varias disciplinas y medios.
Artistas puntillistas contemporáneos
Miguel Endara
Un artista contemporáneo que ha adoptado la técnica del puntillismo es Miguel Endara. Su increíble pieza fotorrealista titulada Hero (2011) se compone de la increíble cantidad de 3.2 millones de puntos hechos a mano. El artista usó solo una pluma —una Sakura Pigma Micron (punta tamaño 005, 0.20 mm)— y le tomó un año entero completar la pieza. “Registré exactamente 210 horas de punteado”, recuerda Endara.
Ana Enshina
La artista de la acuarela Ana Enshina, quien reside en Londres, usa puntos multicolor de varias formas y tamaños para ilustrar animales majestuosos. Punto por punto, su trabajo puntillista forma diversas criaturas, incluyendo un pavo real, un flamenco rosado y un búho de tonos arcoíris.
Kyle Leonard
El artista angelino Kyle Leonard (también conocido como K.A.L.) crea dibujos increíblemente realistas hechos de incontables puntos usando plumas de punto fino. “El puntillismo es mi método de locura”, explica Leonard. ¡Elogiamos su paciencia!
Philip Karlberg
El fotógrafo sueco Philip Karberg crea arte puntillista en 3D utilizando miles de clavijas de madera cuidadosamente dispuestas, pintadas en diferentes colores y colocadas en tableros. Luego, el artista fotografía cada uno de los retratos de clavijas usando sus inteligentes habilidades de iluminación para revelar a la celebridad detrás del cristal.
Herb Williams
Otro artista que lleva el puntillismo a la tercera dimensión es Herb Williams, quien usó miles de puntos de crayones de colores para crear un colorido retrato pixelado de la esposa de su cliente en la década de 1960. “Cuando estás cerca del retrato, es abstracto, pero a distancia funciona por completo”, explica el artista. Desde entonces, ha seguido usando crayones como su medio, e incluso ha creado esculturas para perros de tamaño real con este recurso.
Jihyun Park
El artista coreano Jihyun Park aborda el arte del puntillismo desde una dirección poco ortodoxa, creándolo a la inversa. El artista usa varitas de incienso para quemar miles de pequeños agujeros en papel de arroz hasta que crea imágenes reconocibles de nubes, montañas y árboles. Titulada Incense Series (“Serie del incienso”), los dibujos finales llenos de agujeros se montan en lienzos barnizados, que reflejan la luz y revelan la imagen.
Yayoi Kusama
Finalmente, es imposible hablar del puntillismo sin mencionar a la maestra de los puntos, la artista japonesa Yayoi Kusama. Aunque su trabajo no es estrictamente puntillista (ya que sus patrones a menudo no forman imágenes completas) se podría decir que la pintura de puntos podría haber sido influenciada o inspirada por Seurat y Signac.
Kusama incorpora lunares en su trabajo en casi todas las formas: la artista cubre superficies con lunares, confecciona prendas cubiertas de lunares e incluso crea alucinantes escenas e instalaciones llenas de puntos. “Un lunar tiene la forma del sol, que es un símbolo de la energía de todo el mundo y de nuestra vida, y también la forma de la luna, que es apacible. Redondo, suave, colorido, sin sentido y sin conciencia. Los lunares no pueden quedarse solos; como la vida comunicativa de las personas, dos o tres lunares se convierten en movimiento … los lunares son un camino hacia el infinito”, explica Kusama.
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