Ya sea para perfeccionar una técnica, dominar un tema o simplemente explorar un interés, los artistas suelen volver a la misma iconografía una y otra vez. Este enfoque ha sido adoptado por algunas de las figuras más influyentes de la historia del arte, entre ellos Fra Angélico, un pintor religioso del Renacimiento.
A lo largo de aproximadamente 15 años, Fra Angélico produjo varias versiones de la Anunciación, un episodio al centro de la enseñanza católica. Entre retablos relucientes y frescos vibrantes, las Anunciaciones de Fra Angélico destacan sobre las interpretaciones de otros artistas.
¿Qué es la Anunciación?
En la tradición católica y ortodoxa, la Anunciación se refiere al evento en el que el arcángel Gabriel apareció ante María para decirle que había sido elegida por Dios para dar a luz a su hijo, Jesús. En la Biblia, la Anunciación es descrita en Lucas 1:26-28:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, llena eres de gracia! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”.
Dada su importancia religiosa y la simplicidad de la escena misma, la Anunciación ha sido un tema común entre los artistas por varios siglos. Las representaciones más notables de esta escena incluyen un antiguo fresco romano en las catacumbas de Priscilla (una cantera utilizada para entierros cristianos en el siglo III); una pintura a gran escala muy detallada del pionero del Renacimiento nórdico Jan van Eyck; un cuadro simbólico de un joven Leonardo da Vinci; y, por supuesto, una compleja serie de obras de Fra Angélico, un fraile toscano cuyas pinturas ayudaron a dar forma al Alto Renacimiento.
La colección de “Anunciaciones” de Fra Angélico
Dada la popularidad de la Anunciación entre todo tipo de artistas, su atractivo para Fra Angélico—quien recibió este sobrenombre de forma póstuma por su religiosidad—no es una sorpresa.
La Anunciación de San Giovanni Valdarno (1430-1432)
Fra Angélico exploró por primera vez esta iconografía en 1430 con la Anunciación de San Giovanni Valdarno, una pieza llamada así por la ciudad toscana en la que ahora se ubica. Creada con témpera—una pintura a base de yema de huevo popular entre los artistas medievales—esta pieza sentó las bases para las Anunciaciones posteriores de Fra Angélico, que se caracterizan por colocar al arcángel Gabriel en el lado izquierdo de la composición, a la Virgen María a la derecha y un énfasis orientado a los detalles en su entorno, como la arquitectura enmarcada por las figuras y Adán y Eva, en medio de su expulsión del Jardín del Edén, a lo lejos.
La Anunciación de Cortona (1433-1434)
Solo un año después de terminar la Anunciación de San Giovanni Valdarno, Fra Angélico comenzó a trabajar en una segunda versión. Conocido hoy como la Anunciación de Cortona, este retablo tiene sorprendentes similitudes con su predecesor.
Sin embargo, hay diferencias perceptibles entre ambas pinturas, como un cambio en la postura de Gabriel (en lugar de cruzar sus manos sobre su corazón, ahora apunta una mano hacia María y se lleva la otra a la boca), la adición de columnas corintias y un énfasis sutilmente creciente sobre la presencia de Adán y Eva.
La Anunciación en Madrid (ca. 1435)
En 1435, Fra Angélico terminó su tercera Anunciación. En esta interpretación, los brazos de Gabriel regresan a su pecho, una elección estética que Angelico conservaría al completar sus dos pinturas finales de la Anunciación. Sin embargo, a diferencia de sus otras piezas, esta versión incluye un haz de luz que atraviesa la composición. Con la intención de representar al Espíritu Santo, este rayo diagonal pasa sobre las cabezas de Adán y Eva –quienes tienen una mayor presencia en esta pintura– y llega hasta a la Virgen María. Hoy en día, esta pieza forma parte de la colección del Museo del Prado.
La Anunciación en el Convento of San Marcos (1440-1445)
En 1440, Fra Angélico transformó su visión en un fresco. Comisionada por el Convento de San Marcos—un convento dominico decorado completamente por Angelico—esta pieza es la más famosa de sus Anunciaciones. Irónicamente, con su paleta de colores naturalistas, paisajes seculares y la ausencia de Adán y Eva, también es una de las más simples, solo superada por otro fresco de la Anunciación que se encuentra en la capilla del convento.
Situada en un pasillo de celdas para dormir, esta pieza se diferencia de las otras pinturas de Anunciación de Angelico, ya que la imagen ocurre en el convento mismo.
El legado de la Anunciación
Aunque Fra Angélico no fue el primer artista en explorar el motivo de la Anunciación, sus interpretaciones se encuentran entre las más conocidas—no solo en el arte renacentista, sino de toda la historia del arte. De hecho, fue esta serie de obras lo que llevó a Vasari, un importante historiador y contemporáneo de Fra Angélico, a identificar y alabar su “talento raro y perfecto”.
Además, la incansable dedicación de Fra Angélico a este tema inspiró a los futuros artistas a seguir su ejemplo. Por ejemplo, el Greco—un artista considerado el “primer gran pintor religioso desde Fra Angélico“—también exploró la Anunciación en numerosas ocasiones a lo largo de su vida y carrera, impulsado por la creencia pertinente de que “debes estudiar a los Maestros pero proteger el estilo original que late en tu alma”.
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