Durante el Renacimiento, los artistas italianos se inspiraron en ideales clásicos y composiciones armoniosas. Si bien estas reinterpretaciones de modelos de la antigüedad están presentes en los trabajos de los grandes artistas del Renacimiento como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, también se manifestaron en el Manierismo, un estilo que surgió durante las últimas décadas de este movimiento.
Los manieristas llevaron los principios establecidos durante el Renacimiento a otro nivel, dando vida a una estética que dio un giro estilizado al clasicismo, aunque recibiendo mucha menos atención. A continuación, echaremos un vistazo a esta corriente, exploraremos su historia y presentaremos las características que la definen.
¿Qué es el Manierismo?
El Manierismo es un estilo que surgió en 1530 y estuvo vigente hasta finales del siglo XVI. Su nombre viene de maniera –“manera” en italiano– y hace referencia a un enfoque estilizado y exagerado hacia la pintura y escultura.
También conocido como Renacimiento tardío, el Manierismo es visto como un puente entre el Alto Renacimiento y el periodo Barroco, que adoptó la recargada estética de esta corriente, adaptándola para dar forma a su característica extravagancia.
Historia
A finales del siglo XV, los artistas de Florencia comenzaron a abandonar la iconografía etérea de la Edad Oscura en favor del clasicismo. Este enfoque estético, que estuvo vigente hasta el siglo XVII, se divide en tres etapas : el Renacimiento temprano, el Alto Renacimiento y el Renacimiento tardío.
Durante el Renacimiento temprano, los artistas comenzaron a buscar inspiración en la antigüedad. Este nuevo interés daría forma al Alto Renacimiento, una corriente caracterizada por figuras naturalistas y un uso matemáticamente preciso de la perspectiva. El Alto Renacimiento duró desde 1490 hasta la década de 1530, cuando surgió el Renacimiento tardío, o Manierismo.
Si bien los artistas manieristas estaban interesados en el perfeccionismo que caracterizó a los artistas del Alto Renacimiento, su intención no fue replicarlo. En cambio, llevaron los principios del Renacimiento al extremo, con lo que nació una corriente que favorecía la autoexpresión sobre la búsqueda del idealismo. “En lugar de adoptar los ideales armoniosos asociados con Rafael y Miguel Ángel, [los manieristas] fueron más lejos, creando composiciones altamente artificiales que demostraron sus técnicas y habilidades en la manipulación de elementos compositivos para crear una sensación de elegancia sofisticada”, explica el Tate.
Características
Figuras exageradas
Una de las principales formas en que los artistas manieristas llevaron las técnicas del Alto Renacimiento “a otro nivel” fue a través de la exageración. Iniciado por Parmigianino, un artista italiano, los manieristas rechazaron proporciones realistas y, en cambio, pintaron personajes con extremidades alargadas y cuerpos en posiciones extrañas. Estas figuras estiradas y retorcidas probablemente se emplearon para sugerir movimiento y aumentar el drama dentro del cuadro.
Según Giorgio Vasari, un destacado pintor, arquitecto, historiador y escritor italiano, Parmigianino adoptó inadvertidamente esta estética inusual mientras pintaba un autorretrato. “Para investigar las sutilezas del arte, un día se dispuso a hacer su propio retrato, mirándose en el espejo convexo de un barbero. Al hacer esto, al percibir los extraños efectos producidos por la redondez del espejo, que retuerce las vigas de un techo en extrañas curvas, y que hace que las puertas y otras partes de los edificios retrocedan de una manera extraordinaria, tuvo una idea: divertirse falsificando todo”, dice Vasari sobre Parmigianino en su famoso libro de historia del arte, The Lives of the Artists.
Decoración rebuscada
Los elaborados adornos fueron otra forma en que los manieristas llevaron las sensibilidades del Renacimiento al límite. Mientras que las figuras del Alto Renacimiento por lo general no incorporaban patrones en su trabajo, los artistas del Renacimiento temprano como Sandro Botticelli lo hicieron. Inspirado en los tapices de la Edad Media, Botticelli incorporó diseños florales en sus pinturas mitológicas a gran escala, como el Millefleur (de los mille-fleurs franceses, o “mil flores”), que aparece en su cuadro Primavera.
Los manieristas, en cambio, retomaron este elemento a través de una ornamentación compleja, cubriendo lienzos y esculturas con una abrumadora abundancia de elementos decorativos. Un artista que llevó este concepto al límite fue Giuseppe Arcimboldo, un pintor que creó retratos peculiares de personas hechas con vegetación, animales y otros objetos.
Giuseppe Arcimboldo, “Primavera”, 1573 (Foto via Wikimedia Commons Public Domain)
Color artificial
Finalmente, los manieristas abandonaron los colores naturalistas utilizados por los pintores del Alto Renacimiento. En su lugar, recurrieron a tonos artificiales —e incluso llamativos—. Estos matices destacan particularmente en la obra de Jacopo da Pontormo, un artista italiano, cuya saturada paleta llevó los ricos colores del Renacimiento a otro nivel.
Este enfoque del color también se asocia a El Greco, pintor español que adoptó el estilo manierista cuando se mudó a Roma. Al igual que otros artistas de esta corriente, El Greco estudió el trabajo de sus predecesores sin intentar reproducir sus piezas. “Debes aprender de los Maestros, pero cuida el estilo original que late dentro de tu alma y deshazte de quienes intenten robarlo”, afirmó.
Legado
Aunque se trata de un subgénero del Renacimiento—posiblemente el movimiento artístico más importante en la historia— el manierismo no tiene el mismo reconocimiento que el de otros periodos de la Edad de Oro. Sin embargo, su estética distintiva continúa encantando a quienes lo estudian, convirtiéndolo en una de los tesoros ocultos más fascinantes de la historia del arte.