Durante el periodo helenístico en Grecia, los escultores llevaron esta disciplina a niveles nunca antes vistos. Conocida por sus expresivas figuras llenas de movimiento, esta época fue testigo de la creación de tres de las esculturas de mármol más famosas de la historia: la Venus de Milo, la Victoria alada de Samotracia y Laocoonte y sus hijos.
Desde su excavación en el siglo XVI, Laocoonte y sus hijos ha atraído la atención de arqueólogos y amantes del arte por igual. A continuación te presentamos la historia de esta escultura analizando de cerca los impresionantes detalles de esta obra maestra.
¿Qué es Laocoonte y sus hijos?
Laocoonte y sus hijos es una escultura de mármol del periodo helenístico (323 a.C. – 31 d.C.). Tras su descubrimiento en un viñedo romano en 1506, la escultura fue colocada en el Vaticano, donde permanece hasta el día de hoy.
Como buena escultura helenística, Laocoonte y sus hijos demuestra el interés de la época por representar el movimiento de manera realista. En una escena llena de acción, tres figuras intentan desesperadamente liberarse de las serpientes que los atacan. Sin embargo, por mucho que giran y se retuercen permanecen atrapados, resultando en una masa arremolinada de serpientes y extremidades.
“[La escultura] ha sido admirada durante mucho tiempo por el realismo de su anatomía y por la variedad en las expresiones de los rostros y cuerpos”, comparte el Museo de Arqueología Clásica de la Universidad de Cambridge. “Uno derrotado, otro sufriendo, y otro tal vez escapando”.
La historia de Laocoonte
Como muchas otras esculturas griegas, la temática de Laocoonte y sus hijos se basa en la mitología clásica. Específicamente, esta pieza retrata una historia del Ciclo Troyano, una colección de poemas griegos que detallan los eventos de la guerra de Troya. Según la leyenda, Laocoonte era un sacerdote troyano que, junto con sus hijos Antifante y Timbreo, fue atacado por serpientes marinas enviadas por un dios.
Hay varias versiones de esta historia, y detalles importantes cambian de una versión a otra. En algunas, por ejemplo, Laocoonte es castigado por intentar exponer el truco del Caballo de Troya. En otras, es por casarse cuando debería de ser célibe o por tener relaciones con su esposa dentro de un templo sagrado. De igual manera, la identidad del dios vengativo varía; mientras que Poseidón es generalmente considerado responsable, algunas historias también mencionan a Atenea o a Apolo.
Independientemente de estos detalles, el relato ha inspirado a artistas durante siglos, siendo Laocoonte y sus hijos uno de los primeros ejemplos de la antigüedad.
La historia de la escultura
Considerando su estilo y temática, los historiadores de arte creen que la escultura original de Laocoonte y sus hijos fue creada alrededor del año 200 a.C. en la ciudad griega de Pérgamo. Esta teoría es respaldada por el escritor y filósofo romano Plinio el Viejo en su estudio enciclopédico de la escultura antigua titulado Historia natural.
En el volumen XXXVI del libro, Plinio alaba la pieza y atribuye su creación a tres escultores de Rodas.
“…En el caso de varias piezas de gran excelencia, el número de artistas involucrados en su creación ha resultado ser un obstáculo a la fama de cada uno de ellos, ya que ningún individuo puede recibir la totalidad del crédito, y es imposible otorgarlo en la debida proporción a los nombres de los varios artistas combinados. Este es el caso del Laocoonte, por ejemplo, en el palacio del emperador Tito, una obra que puede considerarse preferible a cualquier otra producción del arte de pintura o de estatuaria [de bronce]. Está esculpida en un solo bloque, tanto la figura principal como los hijos, así como las serpientes con sus maravillosos pliegues. Esta pieza fue hecho en conjunto por tres artistas eminentes, Agesandro, Polidoro y Atenodoro, nativos de Rodas”.
Si bien se cree que la obra a la que hace referencia Plinio es la que se encuentra hoy en el Vaticano, varios historiadores han llegado a la conclusión de que probablemente se trata de una copia en mármol de una escultura de bronce. A su vez, esta versión de mármol puede no ser completamente fiel a la original, ya que ha sido restaurada considerablemente. No obstante, ha sido “celebrada por su maestría técnica y por la intensa emoción que transmite” (Museo Victoria & Albert) desde su descubrimiento hace más de 500 años.
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