Por siglos, el mundo se ha maravillado con las revolucionarias creaciones de Miguel Ángel. Este multifacético artista italiano era todo un hombre del Renacimiento, dando origen a una impresionante colección de obras mundialmente famosas que incluyen el techo de la Capilla Sixtina, una interpretación icónica del David, y la Piedad o Pietà, una monumental escultura de mármol de la Virgen María sosteniendo el cuerpo de Cristo.
Creada a finales del siglo XV, la Piedad sigue siendo una de las esculturas más famosas del mundo. Aquí echamos un vistazo a esta pieza para entender cómo su iconografía, historia y características artísticas han definido su legado.
¿Qué es la Piedad?
En el arte cristiano, una Piedad o Pietà es cualquier interpretación (particularmente, una representación escultórica) de la Virgen María sosteniendo el cuerpo de su hijo, Jesús. Según la Biblia, Jesús fue crucificado por afirmar ser el hijo de Dios. Aunque en el libro sagrado no hay un momento explícito en el que María abrace a su hijo muerto, esta escena ha sido un tema popular entre los artistas durante siglos, especialmente después de que los escultores alemanes introdujeran figuras Vesperbild (un término que se traduce como “imagen de las vísperas”) de madera al norte de Europa durante la Edad Media.
Para 1400, la tradición llegó a Italia, donde los artistas renacentistas la adaptaron a la escultura en mármol, y Miguel Ángel hizo historia con una interpretación sin precedentes.
La Piedad de Miguel Ángel
Hacia finales del siglo XV, el joven florentino Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni ya era un artista reconocido. Miguel Ángel era particularmente célebre por su habilidad para pintar y esculpir figuras bíblicas con rasgos anatómicos realistas, lo que se tradujo en muchas comisiones de la élite religiosa de Roma.
A finales de 1497, el cardenal Jean de Bilhères-Lagraulas, embajador de Francia en la Santa Sede, le pidió a Miguel Ángel que creara una Piedad a gran escala para su tumba. Al año siguiente, Miguel Ángel comenzó a trabajar en la escultura, que talló en un solo bloque de mármol de Carrara, un material originario de la Toscana. Históricamente utilizado por los antiguos constructores romanos, este medio era apreciado por su calidad y fue muy popular entre los artistas del Renacimiento.
Cuando la pieza fue completada en 1499, Miguel Ángel recibió muchos elogios y críticas positivas. Giorgio Vasari, pintor, arquitecto, escritor, historiador y biógrafo de Miguel Ángel, fue uno de sus principales admiradores. “Ciertamente es un milagro que un bloque de piedra sin forma alguna vez se haya reducido a una perfección que la naturaleza apenas puede crear en la carne”, relató en su libro Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos.
De hecho, la pieza fue tan exitosa que, temeroso de que no recibiría el crédito, Miguel Ángel—conocido por nunca firmar su trabajo—escribió su nombre en la pieza. De acuerdo con Vasari, el artista escuchó a unos espectadores atribuir erróneamente la pieza a Il Gobbo, un artista milanés. En respuesta, Miguel Ángel “permaneció en silencio, pero pensó que era extraño que sus trabajos se atribuyeran a otro; y una noche se encerró ahí, y, después de llevar un poco de luz y sus cinceles, grabó su nombre en él”.
Una obra maestra del Renacimiento
¿Qué hace que la Piedad de Miguel Ángel sea tan especial? Al igual que otras piezas de este artista, la escultura ilustra los ideales del Renacimiento; en particular, muestra un interés en el naturalismo.
Durante el Alto Renacimiento (1490-1527), los artistas en Italia comenzaron a rechazar las formas poco realistas que se encontraban en el arte medieval figurativo en favor de un enfoque más naturalista. Miguel Ángel, a la vanguardia de esta tendencia, diseñó esculturas que se centraron en el equilibrio, los detalles y un enfoque realista pero idealizado de la forma humana.
La Piedad refleja perfectamente estos ideales renacentistas. Con el fin de sugerir equilibrio, hizo la escultura como una pirámide. Popular en la pintura y la escultura del Renacimiento, el uso de la composición piramidal—una técnica artística que consiste en colocar una escena o un sujeto dentro de un triángulo imaginario—ayuda al espectador a observar una obra de arte al dirigir su mirada alrededor de la composición. Esta silueta también sugiere estabilidad, lo que Miguel Ángel sugiere aún más mediante el uso de telas pesadas que cubren la forma monumental de María.
Si bien, en este sentido, el tamaño de la Virgen se presta al naturalismo de la escultura, paradójicamente también parece poco realista, ya que parece mucho más grande que su hijo adulto. ¿Por qué Miguel Ángel optó por estas proporciones? Si bien la mayoría de los historiadores del arte creen que era una cuestión de perspectiva (una figura masiva tendida en el regazo de una figura más pequeña se vería desequilibrada), existe una teoría más emotiva que se remonta a la tradición Vesperbild.
Al abordar una figura del siglo XIV, el Museo Metropolitano de Arte explica que la “pequeña escala de Jesús puede reflejar los escritos de místicos alemanes, que creían que la Virgen, en la agonía de su dolor, imaginaba que estaba sosteniendo a Cristo como un bebé una vez más en sus brazos”.
Legado
Desde su presentación en el siglo XV, la Piedad ha tenido una vida bastante movida. Aunque estuvo en la capilla funeraria del cardenal en la Ciudad del Vaticano por varios siglos, finalmente encontró un lugar permanente y prominente en la Basílica de San Pedro, donde permanece hoy.
Aunque la pieza cuenta con una historia de más de 500 años, le han ocurrido muchas cosas en el último siglo. A mediados del siglo XX, por ejemplo, causó mucha emoción cuando fue exhibida en la Feria Mundial de Nueva York de 1964. Menos de una década después, atrajo la atención cuando un hombre la vandalizó con un martillo. Y, a principios de 2019, la pieza volvió a aparecer en los titulares cuando los historiadores concluyeron que una pequeña estatua de terracota descubierta en París probablemente sirvió como estudio para esta obra.
Sin embargo, incluso sin estos eventos recientes, la Piedad sin duda ha solidificado su papel como una de las esculturas más importantes del mundo.
Artículos relacionados:
Esta escultura sin brazos es una de las obras maestras más preciadas del Louvre
Una mirada detallada a la escultura de mármol más dramática y realista de Bernini
Este enorme coloso del siglo XVI resguarda un estanque en Florencia