La Casa Amarilla
En Arlés, las pinturas de Van Gogh se hicieron aún más coloridas y expresivas. Rodeado de hermosos paisajes y bañado por el sol, Van Gogh pensaba que Arlés era un paraíso para los artistas. Esto lo llevó a idear un estudio compartido donde él y sus contemporáneos pudieran pintar, y alquiló varias habitaciones en la “Casa Amarilla” para darle vida a este sueño.
Su compañero posimpresionista Paul Gauguin se unió a Van Gogh en la Casa Amarilla con la intención de colaborar. Sin embargo, su relación de trabajo duró muy poco. Después de una serie de discusiones, Gauguin decidió mudarse, lo que provocó que Van Gogh, con una salud mental cada vez más inestable, se cortara parte de una oreja con un cuchillo.
Hospitalización
Van Gogh fue ingresado a un hospital en Arles a la mañana siguiente. Aunque pocos días después fue dado de alta, el pintor reconoció el mal estado de su salud mental y finalmente ingresó a un centro de salud mental en Saint-Rémy-de-Provence, una comunidad cercana.
A pesar de estar internado, Van Gogh continúo pintando y se hizo de una habitación adicional que convirtió en su estudio, donde produjo 150 piezas. Eventualmente, estas obras fueron compiladas en la serie Monasterio de Saint-Paul, Saint-Rémy, que incluye obras importantes como Autorretrato con la oreja vendada y La noche estrellada, un paisaje nocturno pintado a través de su “ventana con barrotes de hierro”.
Irónicamente, fue durante la hospitalización de Van Gogh que su trabajo comenzó a recibir cierto reconocimiento: seis de sus pinturas se exhibieron en Bélgica y 10 en París. “Sus pinturas están bien colocadas y se ven muy bien”, le dijo Theo a Vincent sobre su trabajo en París. “Muchas personas vinieron a pedirme que te felicitara. Gauguin dijo que tus pinturas son la clave de la exposición”.
Poco después de este éxito, Van Gogh dejó el hospital y se mudó a Auvers-sur-Oise, un suburbio de París.
Últimos días
Durante los últimos dos meses de su vida, Van Gogh se hospedó en el Auberge Ravoux, una posada en Auvers-sur-Oise, donde produjo más de 80 pinturas y 60 bocetos. Aunque parecía estar progresando como pintor, aún estaba lleno de problemas financieros, lo que sin duda empeoró su ya deteriorada salud mental.
El 27 de julio de 1890, Van Gogh se disparó en un trigal, el escenario de su última pintura. Murió dos días después.
Legado
Pocas décadas después de su muerte, las 850 pinturas y 1,300 dibujos de Van Gogh se volvieron mundialmente famosos. Hoy, sigue siendo una de las figuras más importantes de toda la historia del arte, célebre tanto por su práctica artística como por su admirable enfoque sobre la vida.
“Si tan solo tratamos de vivir con sinceridad”, le dijo a Theo en 1878, “nos irá bien, aunque seguramente experimentaremos un dolor real y grandes decepciones, y también probablemente cometeremos grandes faltas y haremos cosas malas, pero es cierto que es mejor ser alegre, aunque uno cometa más errores, que tener una mente estrecha y demasiado prudente. Es bueno amar muchas cosas, porque en eso radica la verdadera fuerza, y quien ama mucho, hace mucho, y puede lograr mucho, y lo que se hace con amor, está bien hecho“.
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