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El artista chileno Claudio Bravo Camus (1936 – 2011), cuya extraordinaria carrera abarca seis décadas, es considerado uno de los mejores pintores realistas de su generación. Bravo creó alrededor de 500 obras a lo largo de su vida, que incluyen pinturas, dibujos y esculturas. Con una gran variedad de influencias de distintos periodos de la historia del arte—incluyendo el Renacimiento, el periodo barroco y Salvador Dalí—su distintivo estilo le permitió destacar entre sus contemporáneos.
Bravo es mejor conocido por sus pinturas hiperrealistas de envolturas de papel. Inspirado por las obras de Rothko que emplean campos de color, el pintor chileno retrató el papel como bloques abstractos de color sin dejar de hacer énfasis en las cualidades táctiles de material. A través de su técnica trompe l'oeil (que significa “engañar al ojo”), Bravo creó la ilusión de una tridimensionalidad fotográfica en sus pinturas.
Conozcamos la vida y obra de Claudio Bravo Camus.
Los inicios de Claudio Bravo Camus
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Claudio Nelson Bravo Camus nació el 8 de noviembre de 1936 Valparaíso, Chile. Era el mayor de siete hermanos. Su padre, Tomás Bravo Santibáñez, era un rico terrateniente que tenía tres ranchos. La familia esperaba que Bravo siguiera los pasos de su padre como principal cuidador de la tierra de su familia y del ganado criado en ella. Sin embargo, el joven estaba completamente desinteresado en este camino y optó por dedicarse al arte. “Yo siempre pensaba que tenía una gran responsabilidad al ser el hijo mayor varón. Quería sacar ventaja de eso y convertirme en pintor. Me negué a tener que ver con los asuntos de negocios de mi familia”.
De niño, Bravo estudió en escuelas jesuitas en Santiago. Obsesionado con el dibujo, llenó sus cuadernos de garabatos. Su pasión dio sus frutos: en 1945, el prefecto de su escuela primaria los descubrió y decidió que tenía talento, por lo que llevó a Bravo al taller de Miguel Venegas y así, el niño comenzó a estudiar arte. Naturalmente, el padre de Bravo no aprobaba esto y, a menudo, le regañaba diciéndole: “Te morirás de hambre. Serás un fracaso, un vagabundo”. Por el contrario, la madre de Bravo, Laura Camus Gómez (quien fue una artista aficionada en su juventud) apoyó plenamente los esfuerzos artísticos de su hijo.
Bravo estudió con Venegas por tres años, y esa fue la única instrucción formal que recibió el artista durante su vida. Un dato impresionante es que tuvo su primera exposición en 1954 en el prestigioso Salón 13 de Valparaíso. Tan solo tenía 17 años y vendió todas y cada una de sus obras. Durante este tiempo, Bravo descubrió su amor por el arte europeo, y muchas de sus primeras obras fueron influenciadas por Pablo Picasso, especialmente su periodo azul. Por la misma época, Bravo también descubrió la obra del artista surrealista Salvador Dalí, quien se convirtió en una gran influencia en sus piezas posteriores.
Bravo afirmó que nunca se inspiró en los pintores latinoamericanos ni en su propio origen cultural. “Soy solamente sudamericano por mi pasaporte”, dijo en una ocasión. “Mi arte no tiene nada que ver con mi herencia. Estoy muy conectado con el pasado europeo, el arte antiguo y renacentista. Incluso cuando hago una pintura de una escena contemporánea, como en mis pinturas de Nueva York, sus raíces están en el arte italiano del siglo XV ”.
Además de la pintura, el joven artista también incursionó en la escritura de poesía, danza profesional y actuación para el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica de Chile. Sin embargo, decidió dedicar todo su tiempo a su arte. Se mudó a Concepción, donde vivió por cuatro años y se convirtió en un prolífico retratista.
De retratos a trozos de papel
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Sintiéndose insatisfecho por su entorno en Concepción, Bravo se mudó a España en 1961. Ahí, continuó pintando retratos; algunos de sus sujetos formaban parte de la élite del país, entre ellos la hija del general Francisco Franco. El pintor fue invitado en 1968 a visitar Filipinas para pintar al presidente Marcos y su esposa, Imelda Marcos. Bravo pasó seis meses viajando por ese país mientras pintaba retratos.
Aunque prolífico y talentoso para capturar imágenes, el artista pronto comenzó a perder interés en la pintura de retratos. Al hablar de su proceso, Bravo dijo: “Aprendí cierta fórmula para realizar retratos que me permitió que los hiciera muy rápidamente. Pintaba dos o tres a la semana, con una facilidad que he perdido hace mucho. Los hacía en pastel, óleo y otras técnicas, pero empecé a aburrirme mucho”.
Este aburrimiento provocó un cambio en el enfoque de Bravo, y comenzó a pintar paquetes y bolsas de papel con un estilo hiperrealista. Estas pinturas trompe-l’oeil se tradujeron en una fama que le permitió liberarse de la pintura de retratos.
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La inspiración para pintar estos elementos cotidianos surgió de forma orgánica. “Tres de mis hermanas habían venido desde Chile a quedarse conmigo”, recordó Bravo. “Un día, una de ellas volvió al departamento con varios paquetes y los puso sobre una mesa. Estaba fascinado por sus formas y los pinté”. Bravo continuó estudiando paquetes envueltos y muchos otros objetos cotidianos, incluidas latas de aluminio e incluso cascos de motocicleta.
Las pinturas de paquetes le dieron un éxito sin precedentes a Bravo. En 2004, Sotheby's vendió su pintura White Package de 1967 por más de un millón de dólares. Google incluso rindió homenaje a Bravo en su cumpleaños 83 con un Doodle inspirado en estas pinturas. “Me pareció muy intrigante que durante un tiempo eligiera capturar las formas de paquetes humildes y misteriosos”, dice Shanti Rittgers, el creador del Doodle. “Encontró belleza y paisajes dentro de la geometría del papel arrugado, y parecía un proceso meditativo, así que como artista quería explorar y ver si podía capturar el espíritu de su interés en un Doodle”.
Los últimos años de Claudio Bravo Camus
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Para 1972, Bravo había dejado España hacía mucho tiempo y vivía en Nueva York. Sin embargo, ese año, decidió hacer las maletas y comenzar una nueva vida en Tánger, Marruecos. “Lugares como Fez o Marrakech son demasiado calurosos en verano y demasiado fríos en invierno”, dijo el artista. “Tánger tiene una luz mediterránea absoluta. Siempre he intentado capturar la luz mediterránea en mi trabajo”. Durante este tiempo, las pinturas de Bravo evocaron la vitalidad y el misterio de Tánger y su gente.
En 2000, el artista estableció su residencia de invierno en Marrakech y comenzó a dividir su tiempo entre la capital de Marruecos y su residencia de Tánger. Falleció el 4 de junio de 2011.
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Todas las imágenes vía Claudio Bravo Camus.
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