Las civilizaciones antiguas de América Latina dejaron pinturas rupestres y obras que continúan asombrando a la humanidad. Si bien lo primero que le viene a la mente a muchos son construcciones como las pirámides de Teotihuacán o la ciudad de Machu Picchu, más al sur encontramos una obra que demuestran una impresionante habilidad técnica y artística. En Chile, se encuentra el Gigante de Atacama (también conocido como Gigante de Tarapacá), el geoglifo antropomórfico prehistórico más grande del mundo. La figura mide 119 metros de largo y es uno de los muchos geoglifos–figuras y formas dibujadas en el paisaje–que se encuentran en la región.
El Gigante de Atacama se encuentra en el desierto de Atacama, el desierto no polar más seco de la Tierra. Esta meseta desértica se extiende por casi 1,600 kilómetros a lo largo de la costa de Chile y Perú. El desierto alberga más de 5,000 geoglifos. El más antiguo de estos data de alrededor del año 800 d.C; el más reciente es del siglo XVI. Esparcidos por el desierto en colinas, valles y llanuras, estos dibujos se encuentran junto a las huellas que las civilizaciones prehispánicas construyeron y utilizaron para las caravanas de llamas. De hecho, las caravanas de llamas están representadas en geoglifos a lo largo de la región Atacama, lo que sugiere que las imágenes estaban de alguna manera profundamente vinculadas a las rutas comerciales cercanas.
Los geoglifos incluyen diseños geométricos como rombos escalonados, círculos concéntricos y flechas. También aparecen figuras que se asemejan a personas (o quizás a dioses) realizando diferentes actividades, como la caza. También hay animales entre estas figuras. Llamas, lagartos y monos son solo algunos ejemplos. Los historiadores creen que algunos animales pueden corresponder a ritos divinos, como los anfibios que se utilizan en los rituales del agua. Los drones de última tecnología han permitido un estudio más detenido y una mejor fotografía estos diseños antiguos en todo el mundo.
Los geoglifos generalmente se clasifican en tres tipos. Los primeros son aditivos o positivos, lo que significa que las rocas y otros materiales se apilan estratégicamente sobre el suelo para crear la forma deseada. Un segundo tipo se considera extractivo o negativo. El tercer tipo de geoglifo es una combinación de ambos estilos. Si bien puede parecer que estas creaciones antiguas desaparecían al cabo de unos meses o años, un número impactante ha sobrevivido hasta los tiempos modernos. En el desierto de Atacama, el clima seco probablemente contribuye a la preservación de los miles de diseños antiguos que aún hoy son visibles. Sin embargo, incluso en climas más húmedos como el Reino Unido, todavía sobreviven geoglifos como el caballo de Uffington.
Se cree que los geoglifos de Atacama fueron creados por varias culturas, incluida la Incaica. Sin embargo, el propósito de muchas de las imágenes sigue siendo un misterio. Algunas pueden haber sido pensadas como información de orientación para las antiguas caravanas de llamas. Otros pueden haber estado dedicados a deidades o utilizados en prácticas religiosas. Se ha asumido que el gigante de Atacama, notable por su tamaño y posición en la ladera del cerro Unitas, es una guía astronómica. Los rayos que emanan de la cabeza de la figura pueden haber representado un tocado, pero se alinean con la Luna para indicar la hora de una manera que probablemente era bastante práctica. Al medir las estaciones, los antiguos pobladores que elaboraron la figura de la colina en algún momento entre 1000 y 1400 d.C. podrían haber predecido mejor la temporada de lluvias. Algunos académicos creen que las figuras de las colinas estaban destinadas a ser vistas desde cierta distancia, lo que sugiere que el gigante pudo haber sido colocado estratégicamente.
No lejos de aquí se encuentra otra colección de geoglifos: las Líneas de Nazca, ubicadas al sur de Perú y cuyo buen estado les ha valido ser parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Creadas antes que los diseños de Atacama, las Líneas de Nazca datan de aproximadamente 500 a. C. a 500 d. C. Su nombre proviene del uso intensivo de líneas largas, creadas en un estilo extractivo. Estas líneas rodean o componen formas y animales. Arañas, humanos, colibríes y más están entre los diseños que cobran vida en el suelo seco. A lo largo de los años, los expertos han sugerido una variedad de explicaciones para los geoglifos. Se han formulado hipótesis sobre el uso ritual, las representaciones de constelaciones y otros fines astronómicos. Otros han sugerido que las líneas, en parte, desempeñaron una importante función de riego. Si bien la verdadera función de las Líneas de Nazca sigue siendo un misterio, se puede decir lo mismo de los geoglifos de todo el mundo. La clara importancia de los sitios, y la fascinación que tienen para las audiencias modernas, sugiere que el Gigante de Atacama y otros de su estatura seguirán siendo el foco de investigación durante los próximos años.
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