De principios a mediados del siglo XX, muchos artistas estadounidenses se establecieron en las grandes metrópolis de América del Norte. Desde los impresionistas de California que trabajaron desde las ciudades costeras del estado hasta los expresionistas abstractos que convirtieron a Nueva York en su base de operaciones, estos artistas modernos se hicieron exitosos en entornos urbanos. Mientras tanto, Grant Wood, un pintor originario de Iowa, buscaba hacerse de un nombre en el Medio Oeste. Esta región inspiraría su pintura más famosa: American Gothic (“Gótico estadounidense”).
Caracterizada por el estoico retrato de un granjero y su hija, esta pintura ofrece una fascinante mirada a la vida en las zonas rurales de Estados Unidos. Si bien muchos han malinterpretado su tema y significado desde que hizo su debut en 1930, esta escena de la vida en un pueblo pequeño sigue siendo una de las obras más famosas de la historia del arte—y todo gracias a una pequeña casa blanca.
¿Quién fue Grant Wood?
Antes de sumergirnos en la historia de American Gothic, es importante conocer al artista detrás de esta pintura.
Grant Wood nació en Anamosa, Iowa, en 1891. Aunque pasó gran parte de su infancia en este poblado rural, Wood se mudó varias veces durante sus años de formación. Tras la muerte de su padre cuando solo tenía 10 años, su familia se mudó a Cedar Rapids. Wood vivió ahí hasta el final de su adolescencia, cuando se trasladó a Minneapolis para inscribirse en Handicraft Guild, una escuela que jugó un papel importante en la proliferación del movimiento de artes y oficios. Después de un año regresó a Iowa y, en 1913, se mudó a Illinois para estudiar en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago.
Además de migrar por el Medio Oeste, Wood viajó frecuentemente al extranjero. Entre 1922 y 1928 visitó Europa cuatro veces, y fue ahí donde desarrolló una profunda apreciación por el trabajo de Jan van Eyck. Pionero del Renacimiento nórdico, Van Eyck es reconocido por sus detalladas pinturas creadas con un estilo realista. Aunque este enfoque artístico influiría mucho en Wood, el artista no compartía el interés de Van Eyck por los motivos bíblicos o los símbolos espirituales. En cambio, Wood encontró inspiración en la vida cotidiana, un aspecto fundamental de American Gothic.
“La técnica no constituye el arte”, dijo. “Tampoco es una cualidad vaga, difusa y romántica conocida como ‘belleza', alejada de las realidades de la vida cotidiana. La profundidad y la intensidad de la experiencia de un artista son lo más importante en el arte”.
American Gothic
A finales del verano de 1930, Wood volvió a Iowa. Mientras viaja por el pequeño pueblo de Eldon, descubrió una “casa muy pintable”. Conocida como la Casa Dibble, esta humilde morada fue construida en 1881 en un estilo neogótico llamado Carpenter Gothic. Los arquitectos que trabajaron en este estilo buscaron traducir las formas y los motivos encontrados en los edificios medievales de piedra a casas de madera. La Casa Dibble, por ejemplo, cuenta con un techo inclinado y dos ventanas arqueadas con tracería de madera.
Sin embargo, además de sus elementos góticos, a Wood le atrajo su característica apariencia “rural”, tipificada por su pequeño tamaño, paredes de color crema y techo compuesto por tejas. La casa inmediatamente llamó su atención—y despertó su imaginación. “Imaginé a personas del gótico estadounidense con rostros muy estirados que irían muy bien con esta casa gótica estadounidense”, dijo. Específicamente, imaginó a un granjero y su hija, a quienes optó por inmortalizar en un retrato—aunque no fueran reales.
En lugar de imaginar por completo a sus sujetos o buscar modelos para el cuadro que eventualmente se convertiría en American Gothic, Wood encontró a los protagonistas perfectos en dos personas que ya conocía: su hermana menor, Nan Wood Graham, y, sorprendentemente, su dentista, el Dr. Byron McKeeby.
La pintura muestra a Wood Graham y McKeeby posando frente a la casa. Para ilustrar adecuadamente “el tipo de personas que creía que debían vivir en esa casa”, Wood vistió a sus modelos con ropa típica de una familia de granjeros. Por ejemplo, Wood Graham porta un delantal con estampado colonial mientras un camafeo cuelga de su cuello alto, mientras que McKeeby usa un overol y lleva una horca. El artista también optó por darle una expresión estoica a las figuras—una elección que muchas personas de esta región han malinterpretado como un intento por retratarlos como “puritanos, demacrados, fanáticos religiosos de aspecto sombrío”. Sin embargo, Wood hizo énfasis en su amor por su tierra natal y señaló que este no era el caso.
Este no es el único malentendido provocado por el retrato. Desde la concepción de la pieza, muchas personas han asumido que las figuras son una pareja de esposos. No obstante, Wood, pretendía que la pareja representara a un padre y su hija—aunque siempre permitió que la pintura estuviera abierta a la interpretación. “Estos detalles, por supuesto, realmente no importan”, escribió en una carta en 1941. “Lo que importa es si estas caras son o no fieles a la vida estadounidense y revelan algo al respecto”.
Aún así, incluso con cierta controversia, la pieza tuvo una recepción mayormente positiva. De hecho, cuando Wood la inscribió en un concurso en el Instituto de Arte de Chicago, no solo le valió el premio de 300 dólares en efectivo; culminó con la adición permanente de la pieza a la colección del museo.
American Gothic hoy
Hoy en día, los fans de American Gothic pueden ver esta pintura en el Instituto de Arte de Chicago, donde ha permanecido por décadas. Sin embargo, aquellos que estén realmente interesados en ingresar al mundo de Wood pueden visitar la Casa Dibble. La pintoresca casa, que forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos, es prácticamente idéntica a su retrato. ¿La única diferencia? Ahora cuenta con un museo y un centro de visitantes, que ilustran adecuadamente el alcance de un legado duradero que comenzó con una “casa muy pintable”.
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