Deléitate con la larga historia artística de las botellas de perfume

Perfume Bottles Then and Now: The History of a Sensory Art Form

Alabastrones (botellas de perfume) de vidrio de la Grecia clásica, finales del siglo VI-V a.C. Estas piezas fueron creadas con la técnica de núcleo. (Foto: Museo Metropolitano de Arte, dominio público)

La historia de los aromas es efímera. Al fin y al cabo, el olor de los lirios prensados de las orillas del Nilo o del precioso ámbar gris, que en su momento valía más que el oro, son difíciles de imaginar si nunca han pasado por tu nariz.

Aunque el aroma de los delicados ingredientes de los perfumes se desvanece con el tiempo, quedan innumerables ejemplos de exquisitas botellas de perfume que nos recuerdan la historia del sentido más olvidado. Desde el antiguo Egipto hasta el París moderno, la historia de los frascos de perfume se entrelaza con la historia de la fabricación del vidrio, así como con movimientos artísticos y los usos específicos de los perfumes de cada cultura.

Sigue leyendo para conocer la historia artística de las botellas de perfume.

Las botellas de perfume existen desde hace siglos. Sigue leyendo para conocer más sobre la historia artística de estos recipientes.

 

Los antiguos orígenes de las esencias deliberadas

Ancient Egyptian Perfume Bottles

Botellas de perfume del antiguo Egipto. Izquierda: Vasija de loza con forma de mono. Data del Imperio Nuevo, c. 1550-1295 a.C. | Derecha: Un recipiente de perfume de travertino con la figura de una princesa incrustada. La vasija data del Imperio Nuevo, periodo de Amarna, hacia 1353-1336 a.C. (Fotos: Museo Metropolitano de Arte, dominio público)

Aunque el uso deliberado de esencias existe desde hace miles de años, algunos de los primeros perfumes destilados y mezclados aparecieron en la antigua Mesopotamia, India y China. De los recipientes para perfumes que se conservan, los ejemplos del antiguo Egipto se remontan al menos al Imperio Medio.

Los egipcios daban a los perfumes un uso tanto religioso como cosmético. Estos perfumes eran famosos en todo el Mediterráneo antiguo y se exportaban como parte del comercio regional. Algunos ingredientes comunes eran el lirio, el cardamomo, la canela y la mirra.

Las botellas de perfume del antiguo Egipto eran delicadas y bellamente elaboradas como recipientes simbólicos para que los ricos guardaran sus cosméticos personales. Estos recipientes podían estar tallados en piedras como el mármol travertino o moldeados en loza (un tipo de cerámica utilizada en artículos de lujo). El vidrio coloreado era otro de los materiales más utilizados para los recipientes de cosméticos y perfumes en el antiguo Egipto. Se elaboraban mediante un proceso llamado “técnica de núcleo“, en el que se sumerge una forma blanda en vidrio fundido en el extremo de una varilla. Una vez que el vidrio se endurece alrededor la forma, se raspa la estructura interior blanda para crear un recipiente hueco.

Rhodes 6th C BCE Faience

Aríbalos (frascos de perfume) de loza del siglo VI a.C., Rodas. (Foto: © The Trustees of the British Museum, CC BY-NC-SA 4.0)

Este antiguo proceso de fabricación de vidrio se desarrolló en Mesopotamia y se extendió hacia el oeste hasta Egipto. Los artesanos del Egipto de la dinastía XVIII (el periodo comprendido entre el 1549 y el 1292 a.C.) eran famosos por sus exquisitas piezas de vidrio formadas a núcleo, a menudo con motivos rayados de muchos colores. Este estilo de fabricación de vidrio se extendió a la Grecia clásica. Conocidos como alabastrones, estos frascos de perfume podían tener forma de frasco o de ánfora. La loza y la terracota también se utilizaban en la antigua Grecia. Las formas exquisitas, desde conchas hasta pájaros, muestran la variedad de recipientes disponibles para aquellos que podían permitirse perfumes lujosos y una fina artesanía.

 

La invención del vidrio soplado

Roman 1st Century CE Blown Glass Perfume Bottles

Dos botellas de perfume romanas de vidrio soplado, ambas del siglo I a.C. La de la izquierda presenta una estela blanca de vidrio enrollado; la de la derecha es un ejemplo de un solo color. (Photos: Museo Metropolitano de Arte, dominio público)

Eventualmente, las vasijas con núcleo fueron reemplazadas por la invención del vidrio soplado. Los artistas sirios desarrollaron este proceso durante el siglo I a.C. A partir de ahí, al igual que la formación de núcleos, la tecnología se extendió al Imperio romano, que se encontraba en un momento de rápida expansión. Según la mayoría de los testimonios, los romanos de clase alta eran entusiastas de los perfumes, y se ungían desde el pelo hasta los pies. Esta moda de los aromas era vista por algunos como una falta moral. Plinio el Viejo escribió: “Los perfumes sirven para lo más superfluo de todas las formas de lujo; porque las perlas y las joyas pasan, sin embargo, al heredero del portador, y la ropa dura algún tiempo, pero los ingredientes pierden su aroma enseguida, y mueren en la misma hora en que se usan… Todo ese dinero se paga por un placer que disfruta otra persona, pues una persona que lleva un aroma sobre sí misma no lo huele”.

Sea o no una falta moral de los romanos, la moda de los perfumes exigía la producción a gran escala de frascos de perfume. El vidrio soplado abrió una nueva forma de arte. El soplado de vidrio, más translúcido y más rápido de producir que el vidrio moldeado o el formado a núcleo, fomentó una industria en rápido crecimiento y siempre creativa dentro del Imperio. Los romanos usaban vidrio para las vajillas, la joyería y, por supuesto, para los envases de cosméticos. Además de su belleza, estos frascos de perfume de vidrio soplado no eran porosos y eran relativamente asequibles.

 

Lujo medieval y renacentista

Egyptian Perfume Sprinkler

Un rociador de perfume en miniatura para llevar encima. Este ejemplar egipcio de finales del siglo XIII o principios del XIV lleva el emblema de Fesse, una marca del sultán mameluco. (Foto: Museo Metropolitano de Arte, dominio público)

Tras la caída de Roma, Europa entró en la Edad Media. Aunque a menudo se considera erróneamente como una época oscura, muchos de los conocimientos científicos se descuidaron y solo se revitalizarían en el Renacimiento posterior. Sin embargo, el famoso filósofo, astrónomo y médico persa Ibn Sina (también conocido como Avicena, que vivió entre los años 980 y 1037 d.C.) desarrolló y dio a conocer un proceso para destilar aceites esenciales florales. Este proceso supuso una mejora de los perfumes más antiguos, en los que los ingredientes se trituraban y se mezclaban con aceite. Una variante del proceso de destilación articulado por Ibn Sina también se utilizaba en la antigua India, probablemente desde el año 3,000 a.C.

Aunque las tradiciones de perfumería india y persa siguieron floreciendo, no sería hasta las cruzadas cuando se reavivó el interés europeo por la elaboración de perfumes. Tanto los viajes militares como los comerciales a Tierra Santa introdujeron a los europeos a los attars (aceites esenciales botánicos), en particular una destilación característica de las rosas. También fueron reexpuestos a los aromas de origen animal, como el almizcle (secreción procedente del ciervo almizclero), la algalia (procedente de la civeta) y el ámbar gris (secreción de los cachalotes).

La producción de perfumes en Europa se afianzó a finales de la Edad Media. Se crearon gremios de perfumistas para hacer crecer (y proteger) la incipiente industria, que dependía estrechamente de la realeza y sus cortes. A finales del siglo XIV, los perfumistas de la corte húngara crearon el Agua de Hungría, un perfume que mezclaba los tradicionales aceites aromáticos con alcohol. El perfume a base de alcohol fue perfeccionado por los italianos en el siglo XIV: el aqua mirabilis (agua maravillosa) resultante era un potente brebaje perfumado. La necesidad de embotellar estos lujosos perfumes coincidió con la creciente industria veneciana del vidrio.

Medieval Renaissance Perfume Bottles venice

Izquierda: Rociador de perfume de finales del siglo XVI, procedente de Venecia. | Derecha: Un pequeño frasco de perfume destinado a ser llevado como colgante, de ágata, oro y piedras preciosas. Este frasco del siglo XVII fue modificado en años posteriores. (Fotos: © The Trustees of the British Museum, CC BY-NC-SA 4.0)

A finales de la Edad Media y en el Renacimiento, los perfumes sólidos se guardaban en pomanderes y se llevaban sobre el cuerpo, mientras que los líquidos se guardaban en exquisitas botellas. Venecia se hizo famosa por producir delicados y finos frascos de vidrio en un estilo conocido como cristallo (que significa vidrio transparente). Esta façon de Venise se extendió por toda Europa a lo largo del Renacimiento, ya que tanto la perfumería como la cristalería ganaron en popularidad. En el siglo XVI, la noble italiana Catalina de Médici se convirtió en reina de Francia y trajo consigo a su perfumista personal René el Florentino. Ella puso de moda en la corte los perfumes cargados de algalia y almizcle, estimulando la producción francesa.

Los frascos de perfume de finales de la Edad Media y del Renacimiento demuestran un lujo revigorizado y la constante evolución de las técnicas de los artesanos. El rociador de perfume (arriba) se utilizaba para perfumar una habitación y demuestra una técnica clásica de elaboración de cañas venecianas. Los frascos de perfume también podían ser mucho más pequeños y—al igual que el pomander—llevarse en el cuerpo. Los perfumes de la nobleza solían tener vasijas lujosas, como el ejemplo de ágata tallada y oro decorado con rubíes. Estos perfumes personales eran útiles en un mundo en el que el baño y la higiene personal no estaban a la altura de los estándares modernos.

 

Rococó y Romanticismo

18th Century Rococo Perfume Bottles Europe

Izquierda: Frasco de perfume inglés de barro, creado entre 1770-1800. | Derecha: Frasco de perfume vienés de porcelana y oro, c. 1730. (Fotos: Museo Metropolitano de Arte, dominio público)

Los frascos de perfume europeos del siglo XVIII estaban influenciados por las modas y los movimientos artísticos de la época. Los frascos de perfume, fabricados en vidrio, porcelana o incluso en vidrio blanco disfrazado de porcelana, dejaron de ser un recurso solo los más ricos. El comercio mundial y el auge de una clase media europea interesada en los artículos de lujo hicieron que los perfumes producidos comercialmente estuvieran más al alcance de quienes disponían de ingresos para algunas comodidades. Tomando prestados los estilos neoclásicos, las volutas y el color dorado del diseño rococó y las escenas pastorales románticas, los frascos de perfume siguieron las tendencias de los artistas tanto de la pintura como de las artes decorativas. La producción de frascos de perfume ya no era exclusiva de Italia; se podían encontrar buenos ejemplos en Londres, Viena y otras ciudades.

 

Arte norteamericano

American 18th and 19th Century Perfume Bottles

Izquierda: Frasco de perfume de porcelana estatuaria estadounidense, c. 1830-70.  (Foto: Museo Metropolitano de Arte, dominio público) | Derecha: Frasco de perfume o de tocador de vidrio soplado norteamericano, fabricado por Henry William Stiegel, c. 1767-84.(Foto: Galería de Arte de la Universidad de Yale, dominio público)

La cristalería llegó a las colonias norteamericanas bastante pronto; el primer taller se estableció en Jamestown en 1608. La producción estadounidense no se equipararía a las importaciones hasta finales del siglo XVIII. En el siglo XIX, la producción masiva fue cada vez más común gracias a los avances de la Revolución Industrial.

Para los frascos de perfume, los diseños neoclásicos eran populares en Europa, pero los consumidores estadounidenses también estaban desarrollando sus propios gustos. Estos se inclinaban por la decoración ornamental y el vidrio tallado o moldeado. Joyeros como Louis Comfort Tiffany crearon obras de arte de lujo para los consumidores más adinerados, como esta botella de perfume tallada en ágata y decorada con oro y zafiros al estilo art nouveau.

 

Arte moderno y comercialización

Tiffany American Art Nouveau Glass Perfume

Frasco de perfume de cristal y pan de oro de Louis Comfort Tiffany, c. 1900. (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

En el siglo XX, algunos de los nombres más famosos del vidrio y la perfumería se hicieron de reputaciones que mantienen hasta hoy. El joyero francés René Lalique se dio a conocer por sus frascos de perfume de vidrio esmerilado. Muchos frascos de perfume del siglo XX llevaban un atomizador, un invento de finales del siglo XIX que produce una fina pulverización de un líquido. Aunque los nombres de las marcas de perfumes ya eran reconocidos en el siglo XIX, los frascos y las marcas en sí se volvieron una parte fundamental de un entorno de moda más amplio. El ejemplo perfecto es Chanel n.º 5, una fragancia introducida en 1921 por la diseñadora francesa Coco Chanel.

Chanel No. 5 Modern Designer Perfume

Foto: Fotos de stock de SAVVAPANF PHOTO/Shutterstock

Basado en un diseño de 1924, el Chanel n.º 5 era intencionadamente sencillo en comparación con las obras de cristal tallado de gente como Lalique. Era, y sigue siendo, transparente; el líquido de color ámbar está a la vista. En los años 30 empezaron a producirse tamaños más pequeños para facilitarle la vida a la mujer moderna en movimiento. El perfume y su frasco característico siguen siendo icónicos, siendo promocionado por Marilyn Monroe en su día y apareciendo en las letras de canciones de hoy.

Los frascos de perfume de hoy en día se relacionan inmediatamente con una marca, a diferencia de las piezas anónimas de la antigüedad. Sin embargo, con un cuidadoso diseño del producto, la botella de perfume sigue siendo una obra de arte.

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Sofía Vargas

Sofía Vargas es redactora en español para My Modern Met. Originaria de la Ciudad de México, es licenciada en Lenguas Modernas y tiene un Máster en Gestión Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid. A lo largo de su carrera ha trabajado para varias instituciones culturales y ferias de arte en México. Además de escribir, Sofía dedica su tiempo a explorar otras prácticas artísticas, como la cerámica y la ilustración.
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