A mediados del siglo XVIII, varios estilos dominaron Europa. En Francia, la frívola corriente rococó estaba tomando forma, y el arte barroco se había consolidado en todo el continente. Si bien estos dos populares movimientos se caracterizan por un interés en la extravagancia, no todo el arte del siglo XVIII compartía esto. De hecho, la pintura de los artistas neoclásicos como Jacques-Louis David tenía el enfoque opuesto, como ejemplifica su sobria obra maestra, La muerte de Sócrates.
La pintura “La muerte de Sócrates”
La muerte de Sócrates es una de las obras de arte más conocidas del periodo neoclásico. En la década de 1780, el artista francés Jacques-Louis David comenzó a producir piezas que mostraban un interés por los temas clásicos y una austeridad estética. El artista completó La muerte de Sócrates en el apogeo de esta fase en 1787, y la presentó en el Salón de París ese mismo año.
El Salón de París fue una exposición anual organizada por la prestigiosa Académie des Beaux-Arts. Como la academia tenía un enfoque tradicional sobre el arte, las pinturas realistas de escenas históricas, mitológicas y alegóricas eran recibidas positivamente, lo que convirtió a la obra de David en un éxito instantáneo.
Los críticos elogiaron la pintura comparándola con el techo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel y los frescos de Stanza della Segnatura de Rafael. En especial, fue bien recibido por su tema clásico, su composición armoniosa y su diseño preciso, tres cualidades que caracterizan al neoclasicismo.
Características neoclásicas
Tema clásico
La muerte de Sócrates retrata la ejecución de Sócrates, un pensador griego que dio forma a la filosofía occidental, en el 399 a.C. Usando el Fedón de Platón como referencia, David captura el momento en que Sócrates, quien había sido condenado a muerte por los tribunales atenienses por “impiedad” y “corromper a los jóvenes”, recibe la cicuta que debe beber.
A medida que se acerca a la copa de forma voluntaria, Sócrates continúa predicando a sus jóvenes seguidores, lo que demuestra su respeto por la decisión, tomada democráticamente, y su dedicación a la filosofía. De acuerdo con Platón, después de agradecer humildemente al dios griego de la salud por una muerte pacífica, Sócrates “se llevó la copa a los labios y la vació muy alegre y silenciosamente”.
Aunque este evento realmente pasó, David se tomó algunas libertades artísticas a la hora de pintarlo como, por ejemplo, las figuras que optó por incluir en la pintura. Además de Sócrates (1), se cree que sus seguidores Simmias y Cebes (2 y 3), Crito (4), Apolodoro (6) y los miembros de su familia (7), estaban presentes. Sin embargo, Platón (5) y los otros personajes no estaban ahí.
Composición armoniosa
Los artistas neoclásicos abordaron la composición tanto con intención como contenido. En especial, se esforzaron por lograr el equilibrio en sus obras, que resultaron en escenas que casi parecen desarrollarse sobre un escenario.
Esto es particularmente evidente en las pinturas de David, incluyendo La muerte de Sócrates y la igualmente famosa Juramento de los Horacios. En ambos casos, el artista optó por organizar las figuras de manera teatral. Aunque los personajes aparecen interactuando entre sí, sus movimientos son posados y sus expresiones, estoicas. Este enfoque distintivo de la colocación de las figuras se debe a la falta de consideración de David por la emoción, así como su preferencia por el equilibrio y el detalle, una cualidad que también está presente en su trazado.
Diseño y dibujo preciso
Una tercera característica importante de la pintura neoclásica es la precisión de su diseño. David es famoso por su uso de líneas atrevidas y fuertes con una ornamentación mínima. Aunque este aspecto cobra vida en la pintura completa de La muerte de Sócrates, es aún más evidente en los bocetos preliminares que produjo para la pieza. Despojados de todo color, tonalidad y tratamiento de la luz, estos dibujos acentúan el enfoque simplista de su oficio y, en última instancia, sus ideas generales sobre el arte.
“En las artes, la forma en que se traduce una idea y la forma en que se expresa es mucho más importante que la idea en sí”, dijo David.
La muerte de Sócrates en la actualidad
La muerte de Sócrates forma parte de la colección del Museo Metropolitano de Arte, en Nueva York. Desde su llegada a este recinto a principios del siglo XX, este cuadro ha formado parte de diversas exhibiciones tanto en los Estados Unidos como en el extranjero. Sin embargo, con el paso de los años se convirtió en una pieza clave de la colección del museo, por lo que el Met ya no lo presta a otras instituciones. Es por eso que, si quieres ver de cerca esta icónica pintura neoclásica, ¡deberás viajar a Nueva York!
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