Por siglos, París ha sido la capital de la creatividad. Atrayendo a bohemios y bon vivants por igual, su vibrante escena artística se caracteriza por albergar algunos de los museos más importantes del mundo, incluyendo el famoso Museo de Orsay.
Con un énfasis en arte francés desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, el Museo de Orsay alberga algunas de las obras maestras más estudiadas y celebradas del mundo. Sin embargo, además de su prestigiosa colección, el museo también es conocido por su historia arquitectónica, ya que este opulento espacio originalmente era una estación de tren. Por esta razón, el propio edificio es considerado a veces “la primera ‘obra de arte' en el Museo de Orsay”.
Historia
En 1900, la compañía ferroviaria Orleans construyó la Gare d'Orsay (“Estación Orsay”) en un terreno a la orilla del Río Sena en París. Ocupado anteriormente por el Palais d'Orsay—un edificio erigido por órdenes de Napoleón y destruido en 1871 por la Comuna de París, un gobierno radical y revolucionario—, su ubicación céntrica era el lugar perfecto para construir una concurrida estación de tren.
Diseñada por los arquitectos franceses Émile Bénard, Victor Laloux y Lucien Magne durante la Belle Époque de París, la Gare d'Orsay combinó una hermosa estética Beaux-Arts con tecnología de vanguardia. Esto incluyó elevadores y escaleras eléctricas, rampas para equipaje, y vías electrificadas. Dada su modernidad, la inauguración de la estación fue planeada para coincidir con la Exposición Universal de París de 1900. Esta feria mundial se llevó a cabo para celebrar las innovaciones e invenciones que estaban transformando el mundo a principios de siglo.
Después de este evento, la Gare d'Orsay funcionó como terminal para los ferrocarriles provenientes del suroeste de Francia por casi cuatro décadas. Sin embargo, para 1939, sus plataformas eran muy cortas para los nuevos trenes, que eran más largos, y gradualmente dejó de operar como estación ferroviaria. Durante gran parte del siglo XX tuvo una variedad de propósitos, desde como hotel hasta una etapa centro de recepción para prisioneros liberados durante la Segunda Guerra Mundial.
Finalmente, en 1977, el gobierno decidió transformar este menospreciado espacio en un museo. ACT Architecture fue seleccionado para llevar a cabo el proyecto, que “respetaría la arquitectura de Laloux sin dejar de reinterpretarla de acuerdo con su nueva función” (el Museo de Orsay). Manteniendo la apariencia característica de la estación—definida por su techo de vidrio y su pabellón espacioso y arqueado, así como sus relojes monumentales—el Museo de Orsay abrió en 1986.
La colección
Desde su gran inauguración, el museo ha amasado una extraordinaria colección de arte que abarca pintura, escultura, fotografía y arte decorativo. El espacio de exhibición está distribuido creativamente alrededor de este inusual inmueble que comprende cuatro niveles principales.
El arte producido entre 1848 y el principio de la década de 1870 se encuentra en la planta baja. La mayor parte de la colección de escultura del museo se exhibe en la nave central, mientras que las piezas preimpresionistas—incluyendo pinturas de Gustave Courbet—y los muebles están en las galerías adyacentes.
Un nivel más arriba, se exhiben las pinturas y pasteles de Europa del norte y central, Inglaterra, y Estados Unidos junto con objetos decorativos Art Nouveau. Trabajos del pintor austriaco Gustav Klimt y el artista noruego Edvard Munch son algunos de las obras destacadas de esta sección.
En el siguiente étage, o piso, se encuentra el trabajo de artistas Postimpresionistas como Paul Gauguin, Vincent Van Gogh y Henri de Toulouse-Lautrec. Esta planta también tiene una terraza con piezas de Auguste Rodin y otros escultores. Estos trabajos tridimensionales han sido curados para estar “en diálogo con las pinturas postimpresionistas”.
El último piso del museo alberga sus obras más famosas: sus pinturas impresionistas. Al ser la colección de impresionismo más grande del mundo, contiene muchas de las obras maestras más importantes de este movimiento, incluyendo Bal du Moulin de la Galette de Pierre-Auguste Renoir, London, Houses of Parliament de Claude Monet, y La pequeña bailarina de Edgar Degas.
Si bien los reflectores están sobre las obras de arte, este nivel también alberga otra pieza destacada del museo: sus famosas ventanas de reloj. Diseñadas originalmente para indicarle la hora a los viajeros, estas ventanas son un vestigio de los días en que este inmueble era una estación de tren. Cada reloj se encuentra al final de cada extremo del piso, enmarcando la colección impresionista y ofreciendo a los visitantes del museo extraordinarias vistas panorámicas de París.
Cuando se combina con su historia fascinante y, por supuesto, su colección de arte de clase mundial, toques como estos hacen del Museo de Orsay uno de los museos más visitados de París, y uno de los sitios culturales más emblemáticos del mundo.
Artículos relacionados:
7 Museos con arquitectura icónica que todo el mundo debería reconocer
8 lugares retratados en pinturas famosas que puedes visitar en tu próximo viaje
Esta escultura sin brazos es una de las obras maestras más preciadas del Louvre