Admirado por expertos en arte, popular entre el público y ampliamente exhibido en los mejores museos del mundo, el impresionismo ha dominado el mundo del arte durante casi 150 años. Reconocido por el innovador enfoque artístico de sus pintores, esta corriente revolucionaria facilitó el surgimiento de varios movimientos artísticos y ha dado forma a la evolución de algunos géneros, confirmado su papel como catalizador del arte moderno.
Si bien la distintiva estética del impresionismo es única, el contexto de cada uno de sus lienzos es igual de fascinante. Aquí exploramos los antecedentes, las características y el legado del impresionismo para ilustrar el profundo impacto de este icónico movimiento en la historia del arte.
¿Qué es el impresionismo?
El impresionismo es un movimiento artístico que surgió en Francia durante la década de 1870. Al rechazar las rígidas reglas de las beaux-arts (“bellas artes”), los artistas impresionistas mostraron una nueva forma de observar y retratar el mundo en su trabajo, renunciando a retratos realistas para realizar impresiones fugaces de su entorno, que a menudo eran capturadas en exteriores.
“En lugar de pintar en un estudio, los impresionistas descubrieron que podían capturar los efectos momentáneos y transitorios de la luz solar trabajando rápidamente, delante de sus sujetos y al aire libre (en plein air)”, explica el Tate. “Esto dio lugar a una mayor conciencia de la luz y el color, así como el patrón cambiante de la escena natural. Las pinceladas se volvieron rápidas y separadas en bloques para representar la calidad efímera de la luz”.
Este nuevo enfoque sobre la pintura se distanció de las técnicas tradicionales, dando origen a un movimiento que cambió el curso de la historia del arte.
Historia
A lo largo del siglo XIX, la mayoría de los pintores franceses produjeron obras que se adhirieron a los gustos tradicionales de la Académie des Beaux-Arts, una institución parisina que organizaba salones, o exhibiciones anuales. Con una curaduría rígida, los salones tendían a favorecer temas convencionales –como escenas históricas, mitológicas y alegóricas– representadas en un estilo realista.
Cansados de este enfoque obsoleto, un grupo de artistas decidió saltarse el salón y en cambio, organizar sus propias exposiciones independientes. Conocido como Société Anonyme Coopérative des Artistes Peintres, Sculpteurs, Graveurs (“Sociedad anónima cooperativa de artistas, pintores, escultores, grabadores”), este colectivo de artistas—que incluía a Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas, y Camille Pissarro—celebró su primera exposición en 1874.
Con sede en el estudio de Nadar, un fotógrafo francés, la exposición presentó varias pinturas de 30 artistas, siendo la más notable Impresión, sol naciente (1872) de Monet.
La exposición recibió opiniones mixtas por parte de los críticos, entre los que estaba el periodista Louis Leroy. En su análisis de Impresión, sol naciente, Leroy escribió: “Impresión, desde luego eso produce. Simplemente me estaba diciendo que, ya que estaba impresionado, tenía que haber alguna impresión en ello … ¡y qué libertad, qué facilidad de fabricación! El papel tapiz en su estado embrionario es más acabado que ese paisaje marino”.
Aunque claramente fue pensada como un insulto, su reseña en realidad ayudó al movimiento; inadvertidamente (e irónicamente) contribuyó a que adquiriera el nombre con el que lo conocemos hoy.