El color azul se asocia comúnmente con dos aspectos clave de la naturaleza: el cielo y el mar. Sin embargo, no ha sido siempre el caso. Algunos científicos creen que los primeros seres humanos padecían daltonismo y solo podían ver el negro, el blanco, el rojo y, eventualmente, el amarillo y el verde. Como consecuencia, el ser humano simplemente no tenía concepto del color azul y, por lo tanto, carecía de palabras para describirlo. Esto incluso se refleja en la literatura antigua como la Odisea de Homero, donde describe al mar como “color vino”.
El azul fue producido por primera vez por los antiguos egipcios, quienes descubrieron cómo crear un pigmento permanente que usaban para sus artes decorativas. El color azul siguió evolucionando a través de 6,000 años y fue utilizado por maestros del arte de todas las épocas para crear algunas de las obras más icónicas a nivel mundial. Y no termina ahí, ya que su evolución continúa: el más reciente tono de azul fue descubierto hace menos de una década. Sigue leyendo para saber más de la fascinante historia de este color.
Primera foto: Krzysztof Kowalski
Azul egipcio
Hay una larga lista de cosas que existen gracias a los egipcios, y el color azul es una de ellas. Considerado el primer pigmento sintético de la historia, el azul egipcio se inventó alrededor del año 2,200 a.C. Se hacía con una mezcla de piedra caliza molida, arena y un algún mineral con cobre, como azurita o malaquita, que posteriormente se calentaba a una temperatura de entre 800 y 900ºC. El resultado era un vidrio azul opaco que después era triturado y combinado con un agente espesante, como la clara de huevo, para crear un barniz de larga duración.
El color azul era muy importante para los egipcios y fue utilizado para pintar piezas de cerámica, estatuas e incluso para decorar las tumbas de los faraones. Su popularidad continuó durante el Imperio Romano y fue utilizado hasta el fin del periodo greco-romano (332 a.C.–395 d.C.) cuando comenzaron a surgir otras alternativas.
Dato curioso: En 2006, científicos descubrieron que el azul egipcio brilla bajo luz fluorescente, lo que indica que el pigmento emite radiación infrarroja. Este descubrimiento fue una gran noticia para los historiadores, ya que es mucho más fácil identificar el color en artefactos antiguos aunque ya no se aprecie.
Azul ultramar
La historia del azul ultramar empezó hace más de 6,000 años cuando la piedra semipreciosa de la que está hecho—lapislázuli—comenzó a ser importada por los egipcios desde las montañas de Afganistán. Los egipcios intentaron convertir la piedra en pintura; sin embargo, nunca lo lograron, por lo que optaron por usarla en joyería y accesorios.
El primer uso conocido del lapislázuli como pigmento data del siglo VI y fue utilizado en pinturas budistas en Bamiyan, Afganistán. Fue renombrado ultramar—del latín ultramarinus, que significa “más allá del mar”—en los siglos XIV y XV, cuando comerciantes italianos llevaron por primera vez el pigmento a Europa. Su profundidad y elegancia convirtieron a este azul en uno de los más solicitados durante la Edad Media. Dicho esto, solo los ricos podían acceder a él, ya que era considerado tan preciado como el oro.
El ultramar estaba reservado solo para las obras comisionadas más importantes, como el manto de la Virgen María en La Virgen con el niño y santas de Gérard David. Se dice que el maestro barroco Johannes Vermeer—autor de La joven de la perla—estaba tan enamorado de ese color que llevó a su familia a la bancarrota. Su alto costo se mantuvo hasta que en 1826 un químico francés inventó un ultramarino sintético, que hoy también es conocido como “ultramarino francés”.
Dato curioso: Algunos historiadores creen que el Santo Entierro (1500-01) de Miguel Ángel está incompleto porque el pintor no pudo comprar más azul ultramar.
Azul cobalto
El azul cobalto surge entre los siglos XIII y XIX y era utilizado principalmente para pintar cerámica y joyería; éste es el caso de China y de los tradicionales patrones azules y blancos en su porcelana. Una versión más pura basada en alúmina fue descubierta en 1802 por el químico francés Louis Jacques Thénard, y en 1807 comenzó su producción comercial en Francia. Pintores como J. M. W. Turner, Pierre-Auguste Renoir y Vincent Van Gogh utilizaron el nuevo pigmento como alternativa al ultramar, que era mucho más costoso.
Dato curioso: El azul cobalto también es conocido como azul Parrish, ya que el artista americano Maxfield Parrish lo usaba para pintar sus paisajes celestes.
Cerúleo
Originalmente compuesto de estannato de magnesio, este color azul cielo fue perfeccionado por el alemán Andreas Höpfner en 1805 al calentar cobalto y dióxido de estaño. Sin embargo, el cerúleo no estuvo disponible como pigmento artístico hasta 1860, cuando Rowney and Company comenzó a venderlo bajo el nombre de “coeruleum”. La artista Berthe Morisot utilizó el cerúleo, así como el ultramar, para pintar el abrigo de una de las mujeres en Día de verano, de 1887.
Dato curioso: En 1999, Pantone lanzó un comunicado de prensa proclamando al cerúleo como “el color del milenio” y “la tonalidad del futuro”.
Índigo
Si bien era costoso usar el color azul como pintura, usarlo para teñir textiles era mucho más económico. A diferencia del inusual y caro lapislázuli, un nuevo tinte llamado “índigo” era extraído de la planta Indigofera tinctoria, que podía ser cosechada con facilidad en muchas partes del mundo. La importación de la planta revolucionó el comercio textil del siglo XVI y provocó guerras comerciales entre América y Europa.
El uso del índigo como tinte fue realmente popular en Inglaterra y fue utilizado para teñir ropa de hombres y mujeres de todas las clases sociales. El índigo natural fue reemplazado por su versión sintética en 1880, y es el que se utiliza hoy en día para teñir los pantalones de mezclilla. Dicho esto, en la última década varios científicos han descubierto que la bacteria Escherichia coli puede ser modificada biológicamente para producir la misma reacción química que produce el índigo en las plantas. Este método, conocido como “bio índigo”, probablemente jugará un rol importante en la fabricación ecológica de mezclilla en el futuro.
Dato curioso: Isaac Newton—quien dio la primera explicación del espectro visible—creía que el arcoíris debía consistir de siete colores diferentes, para estar a la par con los siete días de la semana y las siete notas en la escala musical. Newton proponía el índigo y el naranja, aunque muchos otros científicos insistían que el arcoíris solo contaba con cinco colores.
Azul marino
El azul marino, una de las tonalidades más oscuras del color, obtiene su nombre de los uniformes de la Marina Real Británica, quienes lo utilizan desde 1748. El tono que usan las marinas hoy en día es casi negro, con el propósito de evitar la pérdida de color. Durante el siglo XVIII el tinte índigo era utilizado como base para teñir los uniformes.
Dato curioso: Hay muchas variedades de azul marino; entre ellas está el “Space Cadet”, o cadete espacial, color que fue formulado en 2007. Esta tonalidad está asociada con el color de los uniformes de los cadetes de la ficticia marina espacial, que se encarga de explorar el universo.
Azul de Prusia
También conocido como Berliner Blau (“azul berlinés” en español) el azul de Prusia fue descubierto accidentalmente por el fabricante de tintes alemán Johann Jacob Diesbach. En su intento por crear un nuevo tinte rojo, Diesbach puso en contacto uno de sus materiales—potasa—con sangre de animal por error. En vez de hacer el pigmento más rojo, como uno esperaría, la sangre de animal provocó una sorprendente reacción química, creando así la vibrante tonalidad de azul.
Durante su periodo azul, Pablo Picasso utilizó exclusivamente el azul de Prusia, y el pintor y grabador japonés Katsushika Hokusai lo usó para crear su icónica estampa, La gran ola de Kanagawa, así como otras en su serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. Sin embargo, no fue solo utilizado en la pintura. En 1842, el astrónomo inglés John Herschel descubrió que el azul de Prusia es particularmente sensible a la luz, lo que lo convertía en un color ideal para hacer copias. El descubrimiento resultó de gran utilidad para los arquitectos, que comenzaron a utilizarlo para crear copias de sus planos y diseños; de ahí que su nombre en inglés sea “blueprint” (o en español, cianotipo).
Dato curioso: Hoy en día, el azul de Prusia se usa en forma de píldora para curar el envenenamiento por metales.
Azul Klein (IKB)
En su búsqueda por el azul cielo perfecto, el artista francés Yves Klein creó una versión mate del ultramar que, según él, era el mejor azul de todos. Registró International Klein Blue (IKB) como su marca y con eso el intenso color se convirtió en sinónimo del artista, ya que lo usó casi exclusivamente entre 1947 y 1957. Pintó más de 200 lienzos y esculturas monocromáticas, e incluso pintó a modelos humanos con IKB para que pudieran hacer una “impresión” de sus cuerpos sobre los lienzos.
Dato curioso: Klein dijo alguna vez que “el azul no tiene dimensiones; está más allá de ellas”, ya que creía que el color podía trascender el lienzo.
El último descubrimiento: YInMn
En 2009, el profesor de la Universidad Estatal de Oregon Mas Subramanian, junto con su entonces alumno Andrew E. Smith, descubrió una nueva tonalidad de azul. Mientras experimentaba con nuevos materiales para hacer electrónicos, Smith descubrió que una de sus muestras se volvió azul brillante al entrar en calor. Llamado azul YInMn por su composición química de itrio, indio y manganeso, el pigmento fue liberado para su uso comercial en junio de 2016.
Dato curioso: El azul YInMn fue recientemente agregado a la colección de Crayola.
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