Considerado el gran catalizador del arte moderno, el impresionismo es uno de los movimientos artísticos más populares y prevalentes de la historia. Si bien muchos aspectos de este género son revolucionarios y completamente originales, los impresionistas, al igual que la mayoría de los artistas, se inspiraron en otros tipos de arte—particularmente, en las estampas japonesas.
Aquí exploraremos las formas en que el ukiyo-e, o “pinturas del mundo flotante”, inspiró a los impresionistas en cuanto a contenido, estilo y enfoque, lo que dio origen a una relación artística creativa y atemporal.
¿Qué es el japonismo?
El japonismo es un concepto utilizado para describir el estudio del arte japonés y, específicamente, su influencia en los artistas europeos. Aunque este fenómeno estuvo presente en una gran variedad de corrientes—incluyendo el art nouveau y el postimpresionismo—se relaciona más estrechamente con el impresionismo, ya que artistas como Claude Monet y Edgar Degas se inspiraron en los temas, la perspectiva y la composición de las estampas japonesas.
Historia
En 1874, el mismo año en que Claude Monet produjo la primera pintura impresionista, Impresión, sol naciente, el coleccionista y crítico francés Philippe Burty acuñó el término japonisme, que se traduce como japonismo. Aunque hoy en día el término se refiere a la influencia de todas las formas de arte japonés en cualquier movimiento artístico, se utiliza sobre todo para describir el papel prominente de los grabados japoneses en el impresionismo.
Aunque las impresiones ukiyo-e eran algo relativamente nuevo en occidente, en tan solo un par de décadas se habían vuelto increíblemente populares entre artistas y amantes del arte europeos. Claude Monet, por ejemplo, adquirió una enorme colección de estampas japonesas, la mayoría de los cuales todavía cuelgan de las paredes de su casa de Giverny.
Dada su admiración por el ukiyo-e, no es de extrañar que los artistas impresionistas incorporaran elementos de esta forma de arte en su propio trabajo.