El Museo Frida Kahlo
Al morir, Diego Rivera donó la casa para que esta se convirtiera en un museo, que abrió en 1958. Con la promesa de que la propiedad no sufriría grandes cambios, la residencia se convirtió en el Museo Frida Kahlo.
Exterior
Además del gusto de la pareja por los colores brillantes, el exterior de la casa muestra su interés por el arte popular mexicano.
Cuatro paredes exteriores enmarcan un patio. Este espacio está adornado con una fuente, cactus en macetas y una pirámide escalonada que funge como un lugar de exposición para la colección de objetos prehispánicos de Rivera.
Este patio no es el único espacio exterior del que Kahlo y Rivera disfrutaron; al otro lado de la casa hay un exuberante jardín con plantas tropicales y una piscina de color turquesa.
Planta baja
La planta baja de la casa tiene ocho habitaciones: la sala, la cocina, el comedor, el dormitorio de Rivera y cuatro habitaciones adicionales..
La sala exhibe muchas de las pinturas menos conocidas de la artista, como Frida y la cesárea y Retrato de familia.
La cocina está decorada con mosaicos azules y amarillos, alfarería tradicional, y utensilios hechos a mano.
En las paredes, Kahlo acomodó pequeñas macetas para escribir los nombres de la pareja.
El comedor tiene el mismo esquema de color que la cocina y está decorado con objetos similares.
La habitación de Diego Rivera está junto al comedor. Aquí aún se pueden ver algunos de sus objetos personales, incluyendo sus sombreros y el overol que usaba cuando pintaba sus murales.
En las habitaciones adicionales, se exhibe la ecléctica colección de arte de la pareja, así como otras posesiones de Kahlo, desde su ropa y joyería hasta su prótesis de pierna.
Planta alta
En el segundo piso se encuentra el estudio de Kahlo, construido por Rivera en la década de 1940. Hoy en día, este espacio iluminado por el sol cuenta con sus muebles y materiales de arte originales, como paletas cubiertas de pintura y pigmentos en botellas de vidrio. Uno de los detalles más poderosos es su silla de ruedas, que se ecuentra frente a su caballete.
Al lado del estudio está su habitación, con su cama con dosel, muebles de madera y una variedad de artesanías mexicanas, desde esculturas talladas en piedra hasta títeres de papel maché. Frida murió en esta habitación en 1954, lo que hace aún más emotivo que aquí se encuentre su máscara mortuoria y su cenizas, que están dentro de una urna en forma de sapo.
La Casa Azul en la actualidad
Actualmente, este sitio es uno de los museos más visitados en la Ciudad de México. En sus más de 50 años, ha atraído a quienes desean conectar son artista y aprender más sobre su obra, legado y vida. “Cuando uno profundiza en el conocimiento de la obra de Frida Kahlo y tiene el privilegio de conocer su hogar”, afirma el museo, “se descubre la intensa relación que existe entre Frida, su obra y su casa”.
Si quieres visitar La Casa Azul, puedes planear tu visita en el sito web del Museo Frida Kahlo. Si no estás en la Ciudad de México, también puedes tomar un recorrido virtual.
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