La artista mexicana Frida Kahlo es una de las figuras más populares del arte moderno. Actualmente, los innumerables fans de la artista pueden echar un vistazo a su vida a través de su arte introspectivo y artefactos reveladores. Si bien estos históricos objetos se pueden encontrar en muchos de los principales museos de todo el mundo, la mayor parte de ellos vive en armonía en La Casa Azul, la antigua residencia de Frida Kahlo.
Como lugar de nacimiento, hogar de la infancia, y lugar de su muerte, La Casa Azul jugó un rol muy importante en la vida de la artista. Actualmente, es conocida como el Museo Frida Kahlo, una institución que orgullosamente expone “los objetos personales que develan el universo íntimo de la artista latinoamericana más reconocida a nivel mundial”.
La vida en La Casa Azul
En 1904, Guillermo Kahlo, padre de Frida, construyó La Casa Azul en la colonia del Carmen, un colorido barrio al sur de la Ciudad de México. La casa tenía un diseño de inspiración francesa cuando la madre de Frida, Matilde, dio a luz en 1907.
Debido a una serie de problemas de salud, Kahlo pasó una gran parte de su infancia y juventud confinada en La Casa Azul. A la edad de seis años, contrajo polio y pasó nueve meses en cama. Cuando tenía 18 años, estuvo en un accidente de tranvía que la dejó con una columna vertebral rota y otras lesiones graves. Aburrida y postrada en la cama, Kahlo comenzó a pintar. Incluso tenía un espejo instalado en el techo de su habitación para poder crear autorretratos.
En 1931, Kahlo se salió de casa y se casó con Diego Rivera. Sin embargo, volvió a la residencia familiar después de su divorcio 8 años después. Kahlo creó algunas de sus pinturas más famosas tras volver a esa casa, como las Las dos Fridas y Autorretrato con collar de espinas y colibrí.
Al año siguiente, Kahlo y Rivera se reconciliaron y volvieron a casarse. Antes de la muerte de su padre, se mudaron a La Casa Azul y la redecoraron. Llenaron el patio de estatuas prehispánicas, construyeron un estudio en el piso superior, y cubrieron su fachada con pintura azul cobalto.
Vivieron en esa casa por el resto de su corta vida. En 1950, Kahlo una vez más quedó confinada a su hogar debido a sus malestares crónicos. Murió cuatro años después.