En el siglo XIX, los impresionistas presentaron una nueva manera de pintar el mundo. Caracterizadas por sus pinceladas sueltas y una paleta de colores vivos, sus pinturas desafiaron las nociones tradicionales de esta práctica. Además de introducir nuevas consideraciones estilísticas, los artistas impresionistas son conocidos por otro acto sin precedentes: sacar la pintura del estudio y llevarla al exterior.
Si bien muchos impresionistas trabajaron en plein air, Pierre-Auguste Renoir es particularmente conocido por sus pinturas al aire libre, siendo Baile en el Moulin de la Galette una de sus piezas más celebradas. Situado en un bullicioso salón de baile al aire libre en pleno corazón de París, este cuadro nos ofrece una mirada a la vida y el ocio durante la Belle Époque de Francia.
Baile en el Moulin de la Galette
Renoir creó Baile en el Moulin de la Galette, un óleo de 1.31 m x 1.75 m, en 1876. En ese entonces, el impresionismo estaba todavía en sus primeras etapas; Renoir, Claude Monet, Edgar Degas y Camille Pissarro habían celebrado la exposición inaugural del impresionismo sólo dos años antes. Sin embargo, los artistas asociados con el movimiento ya habían desarrollado enfoques únicos y unificados hacia la pintura.
Renoir, por ejemplo, es conocido por sus pinceladas vaporosas, su vívida paleta de colores y su interés por la luz, elementos que unió para producir pinturas de su tema favorito: la gente. Este enfoque es evidente en Baile en el Moulin de la Galette; iluminadas por la luz del sol, las figuras son retratadas con pinceladas sueltas y luminosas. Aunque muchos de los sujetos llevan trajes y vestidos negros, una mirada más atenta revela que incluso estos tonos más oscuros se componen de una caleidoscópica colección de colores. “Llevo 40 años descubriendo que la reina de todos los colores era el negro”, explicó.
El enfoque radical de Renoir hacia el color negro es aún más evidente en otra versión de Baile en el Moulin de la Galette. Realizada en un estilo más parecido a un boceto, esta pintura más pequeña (76cm por 1.11cm) presenta pinceladas sueltas que permiten a los espectadores identificar más fácilmente los diferentes tonos que componen el negro. Aunque no está claro cuál pieza es el original y cuál es la copia, las pinturas son idénticas en cuanto a su iconografía, desde la puesta de sol hasta las personas individuales.
¿Quién es quién?
La gente que aparece en Baile en el Moulin de la Galette es mucho más que un medio para experimentar con el color. De hecho, muchos de ellos fueron conocidos de Renoir en la vida real.
1. Jeanne Samary
Se cree que esta figura es Jeanne Samary, una actriz francesa que actuó en Comédie-Française, uno de los teatros más importantes de París. También sirvió como musa y modelo para Renoir, apareciendo en Le déjeuner des canotiers, o El almuerzo de los remeros.
2. Estelle Samary
La hermana de Jeanne, Estelle, también protagoniza la pintura.
3. Pierre-Franc Lamy
Ambas chicas conversan con Pierre-Franc Lamy, un pintor y grabador francés que exhibió su trabajo en la tercera exposición impresionista.
4. Norbert Goeneutte
Al otro lado de la mesa está Norbert Goeneutte, un artista francés conocido por sus ilustraciones. Goeneutte también aparece en La balançoire de Renoir, o “El columpio”, una pieza ambientada en los jardines del moulin.
5. Georges Rivière
Sentado al lado de Goeneutte está Georges Rivière, un crítico de arte. Rivière fundó el periódico L'Impressionniste (“El Impresionista”), y escribió Renoir et ses amis (“Renoir y sus amigos”), un libro sobre los modelos del artista.
6. Marguerite Legrand
Bailando en el fondo está Marguerite Legrand, una modelo conocida profesionalmente como Margot.
7. Don Pedro Vidal de Solares y Cardenas
Margot baila con Don Pedro Vidal de Solares y Cárdenas, un pintor cubano.
El Moulin de la Galette
La animada pintura ocurre en el Moulin de la Galette original, un salón de baile al aire libre en Montmartre (un distrito artístico de París). El lugar fue nombrado por el moulin, o molino de viento, que se encontraba en el lugar en el siglo XVII y que se usaba para producir harina. En 1809, la estructura fue comprada por la familia Debray, que utilizó la harina molida para producir galettes, un tipo especial de pan integral.
Los Debrays vendían su pan a los lugareños, primero con una taza de leche y, eventualmente, con una copa de vino. A mediados del siglo XIX, el Moulin de la Galette pasó de ser una humilde fábrica a un animado cabaret. Además de atraer a los parisinos con su ambiente divertido, el sitio también atrajo a artistas de vanguardia interesados en capturar el paisaje contemporáneo. Henri de Toulouse-Lautrec, Vincent van Gogh, Pablo Picasso y, por supuesto, Pierre-Auguste Renoir son sólo algunas de las figuras creativas que inmortalizaron al Moulin de la Galette en su trabajo.
Legado
En 1879, el pintor y amigo de Renoir, Gustave Caillebotte, adquirió Baile en el Moulin de la Galette. El cuadro permaneció en su colección privada hasta su muerte en 1894. En 1896, entró en la colección del Museo del Luxemburgo de París, donde se mantuvo hasta 1929. Después, permaneció en el Louvre durante 57 años, hasta que encontró un hogar permanente en el Museo de Orsay.
Hoy en día, la pintura es una parte vital de la colección del museo, celebrada no sólo por su estilo distintivo y escala monumental, sino por su papel como “un signo de la ambición artística de Renoir”. Sin embargo, Baile en el Moulin de la Galette es más que un punto culminante del trabajo del artista; es una obra maestra del movimiento impresionista.
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