La singular historia y exquisita estética de las etéreas estampas japonesas

estampas japonesas Ukiyo-e

Reconocidas estética distintiva y proceso de producción sin igual, las estampas se han convertido en una rama muy admirada del arte japonés. Junto con las pinturas, las estampas producidas del siglo XVII al siglo XIX capturaron el espíritu del ukiyo-e, un género que presentaba “imágenes del mundo flotante” al público.

Aquí, exploramos estas estampas japonesas, prestando especial atención a su historia, técnicas, estilo y legado.

 

Historia de la estampa

Ukiyo-e Historia

Katsushika Hokusai, “La gran ola de Kanagawa”, ca. 1829-1833 (Foto: Wikimedia Commons Dominio público)

Introducido durante la dinastía Han de China, que duró desde 206 a. C. hasta 220 d. C., el arte de la estampa se popularizó en Japón hasta el periodo Edo, una era que abarca de 1603 hasta 1868. Inicialmente, este proceso era utilizado para reproducir pergaminos tradicionales. Sin embargo, fue adaptado y adoptado como un medio para producir impresiones en masa.

Si bien la impresión en bloques de madera fue finalmente reemplazada por métodos de tipos móviles (en términos de texto), por varias décadas siguió siendo un método preferido por los artistas japoneses que trabajaban en el género ukiyo-e. Maestros japoneses como Andō Hiroshige, Katsushika Hokusai y Kitagawa Utamaro ayudaron a elevar esta práctica con sus “impresiones del mundo flotante”, que se consideran obras de arte de clase mundial en la actualidad.

 

Técnica

Al igual que los procesos occidentales de grabado y estampado, el método basado en Japón gira en torno a los relieves y una aplicación consciente del color.

Para crear una impresión en madera en el estilo tradicional japonés, un artista primero dibujaría una imagen en washi, un tipo de papel delgado pero duradero. Luego, el washi se pegaba a un bloque de madera y, utilizando los contornos del dibujo como guía, el artista tallaba la imagen en su superficie.

Después, el artista aplicaba tinta al relieve. Se colocaba una hoja de papel encima y una herramienta plana llamada baren ayudaría a transferir la tinta al papel. Para incorporar varios colores en el mismo trabajo, los artistas simplemente repetían todo el proceso, creaban bloques de madera separados y pintaban cada uno con un pigmento diferente.

 

Características estilísticas

grabados japoneses

Andō Hiroshige, “El jardín de ciruelos en Kameido”, 1857 (Foto: Wikimedia Commons dominio público)

Una rica paleta de colores

Si bien la producción de estampas fue un proceso rápido y aparentemente mecánico, sus tonos ricos recuerdan a pinturas meticulosamente coloreadas a mano. Rojos radiantes, azules y verdes brillantes, e incluso negros intensos, predominan en los grabados en madera más famosos, como El jardín de ciruelos en Kameido de Hiroshige.

De acuerdo con el Museo Metropolitano de Arte, estas impresionantes paletas de colores se hicieron presentes por primera vez en las piezas producidas a fines del siglo XVIII, cuando los artistas avanzaron en sus procesos con nuevas herramientas y materiales. “Para imprimir con precisión utilizando numerosos bloques en una sola hoja de papel, se utilizó un sistema de colocación de dos cortes en el borde de cada bloque para que sirvieran como guías de alineación. Se prefirió el papel hecho con la corteza interior de las moreras, ya que era suficientemente resistente para soportar numerosos calcos en los distintos bloques de madera y suficientemente absorbente para retener la tinta y los pigmentos. Se podían hacer reproducciones, a veces por miles, hasta que se desgastaran las tallas de los bloques de madera “.

 

Composiciones planas

Ukiyo-e Historia

Torii Kiyonaga, “Baño de mujeres”, ca. 1780 (Foto: Biblioteca del Congreso)

Si bien la mayoría de los artistas que trabajan con papel tienen como objetivo lograr sentidos de perspectiva realistas, los que se especializaron en grabados en madera estaban menos preocupados por la profundidad y la dimensionalidad. En cambio, prefirieron formas fuertes, diseños gráficos y líneas marcadas.

Esta preferencia estilística es evidente en Baño de mujeres de Kiyonaga, donde la preferencia del artista por los toques de color, los temas hermosos e incluso la geometría compositiva dominan cualquier interés en lograr una perspectiva precisa.

 

Líneas marcadas

estampa japonesa

Andō Hiroshige, “Kanbara”, ca. 1833-1834 (Foto: Wikimedia Commons Dominio público)

Dada la naturaleza del proceso de grabado, especialmente cuando las impresiones eran monocromáticas, los contornos gruesos y obvios eran inevitables y adoptaban características estéticas.

Estas exquisitas líneas negras contrastaban la naturaleza colorida—similar a la acuarela—de las pinturas, dando a las piezas una calidad ilustrativa y enfatizando su naturaleza plana. “Los colores suaves, solubles en agua, que hasta finales del siglo XIX eran derivados de fuentes vegetales y minerales, se aplicaron en áreas planas relativamente grandes bordeadas por el dibujo de líneas finas del diseño”, explica el Museo de Arte Asiático de San Francisco. “Incluso cuando los artistas tomaron prestadas técnicas de sombreado de Occidente, el proceso del bloque de madera creó una imagen esencialmente plana, una de las características especiales de las estampas japonesas”.

Temas y sujetos

 

Mujeres

estampa japonesa

Kitagawa Utamaro, “Tres bellezas de nuestros días”, 1793 (Foto: Wikimedia Commons dominio público)

Al igual que el arte occidental, un tema que aparece repetidamente en las obras japonesas es la mujer de belleza clásica. Particularmente presentes en los grabados en madera, las mujeres japonesas, desde geishas y cortesanas hasta jóvenes comunes, parecen haber fascinado a los artistas con sus expresiones estoicas, prendas elaboradas y modales elegantes.

Utamaro era particularmente conocido por estas representaciones centradas en las mujeres. Acertadamente llamado bijin ōkubi-e (“imágenes de mujeres hermosas con cabezas grandes”), sus retratos distintivos a menudo presentaban vistas en primer plano de los rostros y la parte superior del cuerpo de las mujeres, enfatizando su belleza natural.

 

Interiores

estampa japonesa

Isoda Koryūsai, “Kisaragi”, ca. c. 1772-1773 (Photo: Library of Congress Public Domain)

Otro tema que atrajo a los artistas de ukiyo-e fueron las escenas de interiores simples.

Combinando los intereses de los artistas en las líneas limpias de la arquitectura japonesa y en el estudio y la presentación de la vida cotidiana, estas representaciones a menudo presentaban a personas dentro de sus hogares desde un punto de vista voyerista. Las figuras (sobre todo mujeres) representadas realizan tareas cotidianas que suelen pasarse por alto, como bañarse, cuidar niños y beber té.

 

Naturaleza

estampa japonesa ukiyo-e

Andō Hiroshige,, “El monte Chōkai en la provincia de Dewa”, 1860 (Foto: Biblioteca del Congreso dominio público)

Al igual que los grabadores chinos que los inspiraron, los artistas japoneses a menudo exploraron la majestuosa belleza de la naturaleza en sus piezas. Hiroshige era particularmente conocido por su fascinación por el paisaje montañoso de Japón, como se evidencia en su paisaje del monte Chōkai.

Además de amplios paisajes y accidentes geográficos monumentales, los artistas también exhibieron su respeto por la naturaleza a través de exquisitas representaciones de la flora y la fauna. Si bien a menudo aparecen flores y pájaros en estas piezas, los artistas también retrataron gatos, peces y árboles en flor.

 

Legado

estampa japonesa Ukiyo-e

Vincent van Gogh, “Retrato de Pere Tanguy”, 1887-1888 (Foto: Wikimedia Commons dominio público)

Hoy en día, estas etéreas estampas son casi sinónimo del arte japonés del periodo Edo. Además de su profundo lugar en el ámbito del arte asiático, estas obras también desempeñaron un papel importante en el arte occidental del siglo XIX. A finales del siglo XIX, artistas postimpresionistas como Vincent van Gogh adoptaron aspectos de esta práctica, como los temas y una perspectiva aplanada, respectivamente. Además, los artistas contemporáneos a menudo buscan evocar la apariencia de estas obras maestras, que inspiran de todo, desde ilustraciones hasta tatuajes. Así, su atemporal estética sigue maravillándonos hasta nuestros días.

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Regina Sienra

Regina Sienra es colaboradora y redactora en español para My Modern Met. Periodista y traductora originaria de la Ciudad de México. Es egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde cursó la licenciatura en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Periodismo. Su pasión por escribir sobre las artes visuales, la música, el cine, la literatura y el teatro ha dado vida a una carrera de casi 10 años en diversos medios culturales de México, Estados Unidos y Canadá.
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