El fresco es una de las técnicas de creación de murales más importantes de la historia del arte. Aunque suele asociarse con el arte del Renacimiento italiano, esta técnica de pintura ha existido por milenios, inspirando a artistas antiguos y contemporáneos por igual.
Creados pintando directamente sobre yeso, los frescos ofrecen una permanencia que no se encuentra en otras formas de arte. Por ello, los muralistas aprovechan esta durabilidad al máximo. Así lo ilustran algunas obras maestras bien conservadas, como las pinturas murales romanas de Pompeya y el techo de la Capilla Sixtina, pintado por Miguel Ángel.
¿Qué es un fresco?
Una pintura al fresco es una obra de arte en una pared o techo creada mediante la aplicación de pigmento sobre intonaco o una fina capa de yeso. El nombre “fresco” se refiere a que el intonaco de un verdadero fresco está húmedo en el momento se aplica la pintura.
Tipos de fresco
Hay tres tipos de fresco: buon, secco y mezzo.
Para pintar un buon (“buen” o “verdadero”) fresco, el artista debe pinta directamente sobre yeso recién mezclado. Debido a la pegajosidad natural del intonaco húmedo, el pigmento utilizado para pintar un buon fresco no necesita contener un medio aglutinante; en cambio, simplemente se puede mezclar con agua.
Por el contrario, el fresco secco (“seco”) emplea yeso seco como lienzo. Para que la pintura se adhiera al yeso, los pigmentos deben mezclarse con un medio aglutinante, como un pegamento adhesivo o yema de huevo.
Un mezzo (“medio”) fresco está pintado sobre intonaco casi seco. Durante el Renacimiento, este tipo de fresco se volvió ampliamente utilizado, y finalmente superó en popularidad al buon fresco.
Frescos famosos
Aunque se considera ampliamente una forma de arte italiano, hay frescos famosos en todo el mundo. A continuación, echamos un vistazo a algunas de las más famosas de estas pinturas sobre yeso.
Fresco de la taurocatapsia
Creado alrededor del 1400 a. C. para una pared en el palacio de Knossos en Creta, el Fresco de la taurocatapsia es una de las obras más famosas del arte minoico. Este antiguo mural es conocido por sus colores vivos y su temática, que muestra figuras estilizadas que participan en un ritual de salto de toros: una ceremonia única en la que los individuos realizaban trucos acrobáticos sobre el lomo de vacas y toros.
Frescos de Sigiriya
Sigiriya en Sri Lanka, que alguna vez que el sitio de un antiguo palacio, es famosa por su pequeña colección de coloridos frescos inspirados en la mitología que sobrevivieron al paso del tiempo. Estas exquisitas obras fueron creadas por el rey Kasyapa en el siglo V a. C. y estaban destinadas a transformar este sitio terrenal en su propio paraíso.
Retrato de Safo
Mujer con lápices de cera y lápiz—mejor conocido como el fresco o retrato de Safo—es una de las muchas obras de arte mural bien conservadas descubiertas por arqueólogos en la antigua Pompeya. Este buon fresco se encontró en la pared de una casa y presenta un retrato de una mujer joven y rica sosteniendo instrumentos de escritura mientras posa contemplativamente.
La anunciación
La anunciación del pintor italiano Fra Angelico marca el cambio de la Edad Media al Renacimiento italiano. A diferencia de las piezas medievales que presentan un tema similar, este fresco transmite una composición más realista, ya que Angelico sugiere de manera experta la profundidad mediante el uso de un punto de fuga.Este fresco se encuentra en el convento de San Marco en Florencia, Italia. Si bien no es la primera vez que Angelico exploró esta iconografía (también completó tres pinturas de panel visualmente similares y otro fresco de la Anunciación), se ha convertido en uno de los frescos más conocidos del Renacimiento.
La última cena
En la década de 1490, el convento de Santa Maria delle Grazie en Milán encargó a Leonardo da Vinci la creación de La última cena, una pintura mural a gran escala que representa la última comida de Jesús. Pintada sobre yeso seco, esta pieza es uno de los frescos secco más importantes de la historia, aunque el artista también incorporó una capa de albayalde para aclarar los tonos.Junto con otras obras como la Mona Lisa y el Hombre de Vitruvio, La última cena sigue siendo una de las obras de arte más famosas de este artista.
El techo de la Capilla Sixtina
Desde 1508 hasta 1512, el artista florentino Miguel Ángel pintó un complejo y colorido fresco en el techo de la Capilla Sixtina, ubicada en el Palacio Apostólico del Vaticano. Este enorme buon fresco presenta 9 escenas centrales de las escrituras y 343 figuras.Muchos de estos personajes están enmarcados con giornata, sutiles “contornos” hechos al raspar secciones del intonaco húmedo. Con la intención de sugerir profundidad, estas giornata están presentes en toda la pintura de yeso.
La escuela de Atenas
Al igual que Miguel Ángel, Rafael, pintor del Alto Renacimiento, también fue comisionado para crear frescos monumentales para el Vaticano. En 1511 pintó un conjunto de cuatro murales inspirados en las principales escuelas de pensamiento: teología, derecho, poesía y filosofía.La escuela de Atenas, el fresco más conocido de esta serie, incluye retratos de los filósofos más famosos del mundo. Además de grandes pensadores griegos como Platón, Sócrates, Euclides y Aristóteles, este colorido mural también incorpora un autorretrato furtivo del propio artista.
Murales de la industria de Detroit
Si bien la pintura al fresco pasó de moda después del Renacimiento, esta práctica fue retomada y rejuvenecida por el muralismo mexicano en la década de 1920. Con los frescos a la vanguardia, este renovado interés por el arte mural fue iniciado por el pintor mexicano Diego Rivera, quien pintó los Murales de la industria de Detroit, una serie de 27 piezas inspirada en la Ford Motor Company, entre 1932 y 1933.Caracterizados por “masas, máquinas y poder mecánico desnudo”, los murales de Rivera ayudaron a conectar la pintura al fresco con el mundo moderno.
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