El impresionismo fue un movimiento que revolucionó la historia del arte. En lugar de atenerse a las estrictas reglas del Salón de París, sus artistas a menudo trabajaban al aire libre, retratando momentos transitorios de luz y color en el proceso. Y aunque a muchos les resulta familiar el nombre de su principal pionero, Claude Monet, y su adorada serie de Nenúfares, hay otro pintor que fue fundamental en el desarrollo del estilo: Camille Pissarro.
Originario de la isla de Santo Tomás, el artista danés-francés fue el pintor de mayor edad del colectivo impresionista y el único que expuso en las ocho exhibiciones. Al igual que sus colegas, Pissarro plasmó paisajes e individuos en su entorno natural utilizando técnicas de pintura rápida. También fue un influyente maestro de importantes artistas, como Paul Cézanne. Además, Pissarro fue uno de los pocos artistas impresionistas que se adentró en el posterior movimiento postimpresionista, incorporando a su obra estilos como el puntillismo.
Aquí exploraremos la larga y prolífica carrera de Pissarro.
¿Quién fue Camille Pissarro?
Camille Pissarro (1830 – 1903) fue un pintor impresionista del siglo XIX originario de la isla de Santo Tomás (que en aquella época formaba parte de las Antillas danesas). Su primer contacto con las bellas artes fue en un internado en Francia, lo que le inspiró una pasión por el dibujo y la pintura que duró toda su vida. Pasó gran parte de su juventud en Santo Tomás y, más tarde, en Venezuela, dibujando la naturaleza y aprendiendo a documentar mejor el paisaje.
A los 25 años, Pissarro se trasladó a París, Francia, para estar en el epicentro del mundo del arte. Allí quedó fascinado por el movimiento artístico radical de la época: el realismo. Su enfoque en la representación de la realidad y su preferencia por retratar la vida rural atrajeron a Pissarro y sentaron las bases de su fluido estilo pictórico.
Pintura al aire libre
Inspirado por los pintores realistas Camille Corot y Gustave Courbet, Pissarro eventualmente viajó fuera de París en busca de inspiración. Pintó la campiña francesa, tratando de plasmarla tal y como la veía en ese momento.
Sin embargo, mientras que Corot pintaba en el campo y completaba el cuadro en su estudio, Pissarro quería terminar la obra en una sola sesión al aire libre. Creía que esta era la manera más eficaz manera de representar la realidad de un momento en el tiempo; fue esta divergencia la que le encaminó hacia el impresionismo.
Pinturas impresionistas
En 1859, Pissarro conoció a otros artistas insatisfechos con las estrictas normas estilísticas del Salón de París, como Claude Monet y Paul Cézanne. Juntos se propusieron desarrollar un estilo que retratara la vida real sin ninguna manipulación.
Tras años de rechazos, el Salón acabó exponiendo algunos de sus cuadros en el Salon des Refusés. Pissarro y Cezanne fueron los dos únicos artistas a los que se les permitió exponer sus obras.
Sin embargo, a medida que el número de impresionistas seguía creciendo, el público acabó interesándose por su estilo único. En particular, Pissarro —que era uno de los paisajistas más realistas del grupo— fue elogiado por su técnica magistral. Incluso el escritor francés Émile Zola expresó su admiración por el estilo “revolucionario” de Pissarro.
Así, mientras que a Monet se le considera el líder principal del impresionismo, Pissarro desempeñó un papel importante en el desarrollo del movimiento.
Periodo postimpresionista
La energía inicial del movimiento impresionista comenzó a decaer en la década de 1880, y Pissarro, a la edad de 58 años, buscó un nuevo estilo que inspirara su arte. Este camino le llevó a los pintores postimpresionistas Georges Seurat y Paul Signac, que practicaban un enfoque científico de la pintura.
Su técnica, denominada puntillismo, requería que el pintor aplicara el color al lienzo en pequeños toques o puntos. El orden en que se aplicaba el color al lienzo se hacía según la teoría del color. Pissarro se adaptó rápidamente a este enfoque y creó numerosos cuadros de este estilo.
Últimos años y legado
Más adelante, Pissarro se alejó del postimpresionismo y del puntillismo y adoptó un estilo sutil, refinado y más parecido a sus primeras obras.
Como uno de los miembros fundadores del movimiento impresionista, Pissarro desempeñó un importante papel en el desarrollo del estilo y en el fomento de las exposiciones independientes de la obra de un solo artista. Muchos de sus colegas alababan la capacidad del artista para adaptarse a diferentes estilos e ideas sin dejar de mantener una técnica exquisita. Su contribución al movimiento —tanto como pintor como maestro— fue increíblemente influyente en el rumbo del arte moderno.
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