La historia del prestigioso Salón de París (y los artistas radicales que se rebelaron contra él)

French Salon

François Joseph Heim, “Charles V distribuyendo premios a los artistas al terminar el Salón de 1827”, 1824 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

En 1874, varios artistas radicados en París se unieron para celebrar una exposición de arte independiente. Estas figuras, que más tarde serían conocidos como los impresionistas, se encargaron de presentar sus propias pinturas, grabados y esculturas, prescindiendo de un proceso de selección externo. Hoy en día, esto puede parecer una práctica habitual. Sin embargo, en la Francia del siglo XIX se consideraba un movimiento radical, ya que se rebelaba contra el Salón.

En esta época, el Salón era la exposición de arte más importante de París. Organizado por la prestigiosa Académie royale de peinture et de sculpture (“Academia Real de Pintura y Escultura”) y dirigido por un jurado con el poder de elegir las obras que merecían ser expuestas, este evento anual podía marcar el rumbo de las carreras de los artistas. Pero lo más importante es que tuvo un profundo efecto en el arte europeo en general.

Hoy en día, los impresionistas son conocidos por su radical rechazo al Salón. Aunque estas figuras fueron las primeras en realizar exposiciones alternativas, no fueron las últimas. Sin embargo, antes de analizar la exposición oficial y sus diversas ramificaciones, es importante comprender la historia del salón en Francia, que comienza con las academias.

 

Las academias en Francia

Paris Academy History

Jean-Baptiste Martin, “Una asamblea ordinaria de la Real Academia de Pintura y Escultura del Louvre”, ca. 1712-1721 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

Durante el Renacimiento, las artes florecieron en toda Europa. En Francia, esta época dorada dio origen a las academias, instituciones de prestigio destinadas a fomentar todos los aspectos de la cultura francesa. En 1570, el poeta francés Jean-Antoine de Baïf fundó la Académie de Poésie et de Musique (“Academia de Poesía y Música”), la primera academia de Francia. Apoyada por Carlos IX de Francia, esta organización se estableció como un medio para revivir el estilo clásico, un objetivo compartido por la Académie royale de peinture et de sculpture.

La Académie royale de peinture et de sculpture fue fundada a mediados del siglo XVII. Esta academia, la primera en su género, pretendía permitir a todos los artesanos—y no solo a los injustamente favorecidos por un sistema gremial arcaico—trabajar como artistas profesionales. Personalidades como el pintor de la corte Charles Le Brun y el cortesano Martin de Charmois propusieron esta idea al rey Luis XIV, quien la aprobó en 1648.

Al igual que las academias que le seguirían—como la Académie Royale de Danse (“Academia Real de Danza”) en 1661; la Académie Royale des Sciences (“Academia Real de Ciencias”) en 1666; y la Académie Royale d'Architecture (“Academia Real de Arquitectura”) en 1671—la Académie royale de peinture et de sculpture buscaba encontrar y fomentar el potencial artístico.

Para lograr este objetivo de élite, la academia comenzó a organizar un Salón periódico.

 

El Salón oficial

Paris Salon History

Jean-André Rixens, “Día de la inauguración en el Palacio de los Campos Elíseos”, 1890 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público )

El Salón inaugural abrió sus puertas con un público limitado en 1667. Con el patrocinio de la monarquía francesa y en el Salón Carré (una sala recién construida en el Louvre), la muestra presentaba obras de los recién graduados de la Académie royale de peinture et de sculpture.

Aunque la inclusión del evento aumentó con los años (en 1791, pasó de estar patrocinado por los organismos reales a los gubernamentales y, en 1795, la muestra se abrió a todos los artistas), su jurado (establecido en 1748) rara vez se alejó de la tradición. Al seleccionar las obras, por ejemplo, favorecían temas conservadores y convencionales—incluidas las escenas históricas, mitológicas y alegóricas, así como los retratos—representados en un estilo realista.

Las elecciones tradicionales de la Academia fueron aceptadas hasta el siglo XIX, cuando cada vez más artistas europeos empezaron a experimentar con las vanguardias. Aunque la Academia rechazaba la mayoría de las obras modernistas, algunas consiguieron hacerse un hueco en el evento, como el desnudo Olympia de Édouard Manet en 1863 y el Retrato de Madame X de John Singer Sargent, un retrato contemporáneo expuesto en 1884.

Sin embargo, la mayoría de las obras que no se ajustaban a los gustos tradicionales de la academia eran rechazadas, lo que obligaba a los artistas vanguardistas a tomar la exposición de sus obras en sus propias manos. Esto condujo al declive del Salón de París en la década de 1880 y, sobre todo, culminó en una nueva tradición: los salones alternativos.

 

Alternativas importantes

First Impressionist Painting

“Caricatura sobre el impresionismo, con motivo de su primera exposición”, 1874 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

Ya en la década de 1830, empezaba a ser común que se organizaran exposiciones satélite en todo París durante el Salón. Estas exposiciones independientes solían presentar obras que habían sido rechazadas por la Académie royale de peinture et de sculpture, inspirando eventos alternativos que tendrían una larga vida.

 

Salon des Refusés

Summer Art

Pierre-Auguste Renoir, “El almuerzo de los remeros”, 1880-1881 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

El Salon des Refusés de 1863 fue la primera alternativa notable al Salón. Irónicamente, este “Salón de los Rechazados” no fue organizado por artistas descontentos o simpatizantes de la vanguardia. Fue organizado por el emperador Napoleón III, que lo consideró una forma de apaciguar a los descontentos con las limitadas obras seleccionadas por el Salón de ese año.

“Numerosas quejas han llegado al emperador sobre el tema de las obras de arte que fueron rechazadas por el jurado de la Exposición”, dijo su oficina. “Su Majestad, deseando dejar que el público juzgue la legitimidad de estas quejas, ha decidido que las obras de arte que fueron rechazadas sean expuestas en otra parte del Palacio de la Industria”.

Aunque en un principio fueron objeto de burla, hoy en día muchas de las obras presentadas en el Salon des Refusés se consideran obras maestras, como Sinfonía en blanco, núm. 1 de James Abbott McNeill Whistler y El almuerzo sobre la hierba de Manet.

 

Exhibición impresionista de 1874

Monet Impression Sunrise

Claude Monet, ‘Impresión, sol naciente', 1872 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público )

Once años después del Salon des Refusés, los impresionistas—conocidos originalmente como Société Anonyme Coopérative des Artistes Peintres, Sculpteurs, Graveurs (“Asociación Cooperativa y Anónima de Pintores, Escultores y Grabadores”)—celebraron su primera exposición independiente. A diferencia de la primera, en la que se presentaban obras rechazadas por el Salón, la segunda se olvidó del evento por completo y mostró obras creadas y curadas por los propios impresionistas.

Instalada en el estudio de Nadar, un fotógrafo francés contemporáneo, esta exposición presentó varios cuadros de 30 artistas, incluyendo a Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas y Camille Pissarro. Entre estas obras se encontraba Impresión, sol naciente, de Monet, un emblemático cuadro paisajístico que inspiró el nombre del movimiento.

Los impresionistas seguirían celebrando exposiciones anuales y bienales hasta 1886. Entre las principales obras expuestas en esta serie de exposiciones se encuentran Baile en el Moulin de la Galette y El almuerzo de los remeros de Renoir; Calle de París, día lluvioso de Gustave Caillebotte; y Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte de Seurat.

 

Salón de los Independientes

Paul Signac Painting

Paul Signac, “Opus 217. Contra el esmalte de un fondo rítmico con golpes y ángulos, tonos y tintes, retrato de M. Félix Fénéon en 1890”, 1890 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

Dos años antes de que los impresionistas concluyeran sus doce años de exposiciones, el Salón de los Independientes—una muestra que sigue activa hasta hoy—hizo su gran debut. Fundado por Paul Cézanne, Paul Gauguin, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Signac y otros destacados modernistas, este salón prometía celebrarse “sans jury ni récompense” (“sin jurado ni recompensa”).

Incluso sin un incentivo, los artistas acudieron en masa a exponer sus obras en esta muestra radical. Tan solo en su evento inaugural se expusieron 5,000 obras de más de 400 creadores. A lo largo de sus 134 años de historia, el Salón de los Independientes ha presentado obras destacadas que van desde Opus 217. Contra el esmalte de un fondo rítmico con golpes y ángulos, tonos y tintes, retrato de M. Félix Fénéon en 1890 de Paul Signac, hasta La alegría de vivir de Henri Matisse.

 

Salón de Otoño

Woman With a Hat by Matisse

Henri Matisse, “Mujer con sombrero”, 1905 (Foto: Wikimedia Commons, dominio público)

El Salón de los Independientes no es el único gran salón que sigue existiendo en la actualidad. Cada octubre, el Salón de Otoño se celebra en los famosos Campos Elíseos de París. Aquí se invita a artistas de todo tipo a exponer obras de arte, objetos de decoración y fotografía.

El primer Salón de Otoño se celebró en 1903. Esta muestra fue recibida con críticas positivas, lo que hizo que las exposiciones anuales continuaran indefinidamente. A lo largo de sus 117 años de historia, el Salon de Otoño ha presentado obras aclamadas que han contribuido a ser pioneras de movimientos enteros, con el fauvismo y el cubismo a la cabeza.

Junto con el aún más antiguo Salón de los Independientes, el Salón de Otoño demuestra el legado duradero—y el poder de permanencia—de los salones subversivos.

 

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Sofía Vargas

Sofía Vargas es redactora en español para My Modern Met. Originaria de la Ciudad de México, es licenciada en Lenguas Modernas y tiene un Máster en Gestión Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid. A lo largo de su carrera ha trabajado para varias instituciones culturales y ferias de arte en México. Además de escribir, Sofía dedica su tiempo a explorar otras prácticas artísticas, como la cerámica y la ilustración.
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