El arte existe desde hace decenas de miles de años. Dada su larga y compleja historia, es natural que las tendencias suban y bajen como la marea. Así, los artistas de todo el mundo han vuelto a motivos y modelos clásicos una y otra vez. Entre ellos está el paisaje marino, presente en muchos de los movimientos más importantes de la historia del arte.
Al igual que otras prácticas predominantes—como la pintura de naturaleza muerta y el retrato—el arte marítimo se remonta a la antigüedad. Este tipo de arte, una aproximación náutica al igualmente universal género del paisaje, se define por un enfoque en el mar. Ya sea enfatizando la belleza natural del océano, explorando las costumbres de quienes visitan las costas o una combinación de ambos, los paisajes marinos pueden sumergir a los espectadores en otro mundo, por lo que sin duda son uno de los tesoros más populares del arte.
Embárcate en una aventura por la historia del arte marítimo con estos 9 célebres paisajes marinos.
Pinturas rupestres de Gobustán
La obra de arte marítimo más antigua de la que se tiene registro se puede encontrar en el parque nacional de Gobustán en Azerbaiyán. Esta reserva, que alguna vez estuvo ubicada a orillas del mar Caspio (que desde entonces se ha expandido), cuenta con innumerables hitos arqueológicos, incluida una colección de fama mundial de más de 6,000 grabados rupestres.
Creado por antiguos cazadores-recolectores entre los años 5,000 y 20,000 a. C., estos diseños con inscripciones abordan varios temas, incluidos guerreros armados, cuerpos celestes y antiguos botes de caña, que eran navíos hechos de plantas parecidas a la hierba que crece en los humedales.
Vasija de la sirena
En la antigua Grecia, los artesanos se centraban menos en la vida cotidiana y más en la mitología. Aún así, las referencias al mar estaban presentes en el arte basado en el folklore, como La vasija de la sirena, un estamno (un recipiente para almacenar líquidos) con figuras rojas del siglo V a. C.
Esta pieza de cerámica representa una de las escenas más famosas de la mitología griega: cuando Ulises, el protagonista de La Odisea de Homero, hace que su tripulación lo amarre al mástil de su barco para que pueda resistir las canciones de las sirenas.
Mosaico del Nilo de Palestrina
El océano no es el único cuerpo de agua que aparece en el arte marítimo clásico. En el año 100 a. C., los antiguos artesanos romanos crearon el mosaico del Nilo de Palestrina, una representación reconstruida del río Nilo en Egipto. Esta deslumbrante composición se encuentra entre los mosaicos más grandes y mejor conservados del antiguo Imperio romano.
Con una silueta arqueada, esta probablemente adornaba originalmente una gruta, lo que hace que su tema acuático sea particularmente significativo.
El tapiz de Bayeux
Completado en el siglo XI y celebrado por su complejidad, el tapiz de Bayeux mide 70 metros de largo y es un ícono del arte medieval a gran escala. Este colosal trabajo de bordado de lana sobre lino detalla de manera colorida los eventos que rodearon la conquista normanda de Inglaterra en 1066.
Dentro de sus muchas escenas abarrotadas y caóticas, se pueden encontrar barcos flotando en puntadas serpenteantes, lo que ilustra la importancia estratégica del mar durante la batalla de Hastings.
La tormenta en el mar de Galilea por Rembrandt
Rembrandt –pintor, grabador y dibujante– es conocido por su prolífica colección de autorretratos. No obstante, su propia imagen no fue el único tema que exploró este maestro. Su portafolio también incluye retratos grupales y escenas bíblicas, entre las cuales se pueden encontrar en un paisaje marino muy especial: La tormenta en el mar de Galilea (1633).
Esta poderosa pintura, que una historia del evangelio que describe un milagro realizado por Jesús, cobra vida gracias al tratamiento audaz de la luz y la teatralidad dramática que han llegado a simbolizar la obra del artista.
Desafortunadamente, esta pintura fue robada del Museo Isabella Stewart Gardner en 1990 y su paradero aún se desconoce.
La gran ola de Kanagawa por Hokusai
Las imágenes estilizadas del mar aparecen regularmente en las estampas ukiyo-e (“imágenes del mundo flotante”) japonesas. Al más puro estilo ukiyo-e, muchas de estas escenas náuticas imaginan el océano como un cuerpo de remolinos azules brillantes, una estética que alcanza su punto máximo con La gran ola de Kanagawa de Hokusai.
La gran ola, una estampa yoko-e (dedicada al paisaje), es la primera pieza de 36 vistas del Monte Fuji, una serie que muestra el pico más alto de Japón desde diferentes perspectivas. Si bien esta colección tiene a la montaña como protagonista, la fuerza de La gran ola domina el lienzo, empequeñeciendo todo a su paso y demostrando el poder del mar.
Barco de esclavos por J. M. W. Turner
Joseph Mallord William Turner fue un pintor al óleo, acuarelista y grabador famoso por sus sublimes visiones del mundo natural y sus estudios de la maquinaria moderna. Al comienzo de su carrera, Turner realizó una gira por Europa continental para perfeccionar su práctica artística. Fue durante este viaje que Turner ganó un aprecio de por vida por la pintura de paisajes y comenzó a experimentar con colores cromáticos y pinceladas sueltas.
Este enfoque moderno de la pintura es particularmente evidente en Barco de esclavos (1840), un paisaje marino al atardecer inspirado en un evento sombrío: el asesinato en masa de 133 esclavos en el barco de esclavos Zong en 1781.
Impresión, sol naciente por Claude Monet
En 1872, el artista francés Claude Monet visitó Le Havre, la ciudad costera donde pasó su infancia. Durante estas vacaciones, completó una serie de seis pinturas que representan el puerto de Le Havre durante el día y la noche, así como al amanecer y al atardecer. Esta serie incluye Impresión, sol naciente, una pintura que explora los efectos efímeros de la luz del sol en el agua.
Si bien este paisaje marino presenta las siluetas nebulosas de botes de remos, barcos y chimeneas, Monet optó por hacer énfasis en la luz del sol y su impresión en las olas, un enfoque que inspiró no solo el título de la pieza sino también el nombre del movimiento impresionista en sí.
Seestück por Gerhard Richter
“Dado que no existe tal cosa como la rectitud y la verdad absolutas, siempre buscamos la verdad humana, líder y artificial”, dijo una vez el artista contemporáneo alemán Gerard Richter. “Juzgamos y hacemos una verdad que excluye otras verdades. El arte juega un papel formativo en esta fabricación de la verdad”. Esta creencia es fundamental para el cuerpo de trabajo de Richter, especialmente sus piezas características, como la serie Seestück.
Aunque están pintadas completamente a mano, estas obras evocan el aspecto y la sensación de una fotografía, colocando el arte milenario del paisaje marino en un contexto contemporáneo.
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