Después del Renacimiento, surgió un dramático movimiento artístico conocido como Barroco. Los artistas que formaron parte de este periodo crearon cuadros extravagantes llenos de color, sensualidad y dramatismo. Una de las figuras más influyentes de esta época es el pintor barroco flamenco Pedro Pablo Rubens.
Conocido por sus mujeres voluptuosas, su uso de colores opulentos y sus composiciones dinámicas, Rubens se estableció como un destacado pintor de la corte de los Habsburgo en España, desarrollando una reputación internacional como artista y diplomático. Aquí conoceremos más sobre Rubens y las características de su estilo único.
¿Quién fue Pedro Pablo Rubens?
Pedro Pablo Rubens (1577 – 1640) fue un destacado pintor flamenco del Barroco que vivió durante el Siglo de Oro neerlandés. Su estilo distintivo enfatizaba el color, el movimiento y el dramatismo, todas ellas características clave del periodo barroco.
Nació en Seigen, en el Sacro Imperio Romano Germánico, en 1577, pero se trasladó con su familia a Amberes (en la actual Bélgica) en 1589. Allí demostró su talento para el arte y fue colocado como aprendiz con diferentes artistas que practicaban el estilo manierista.
Cuando Rubens tenía poco más de 20 años, viajó a Italia y estudió las obras de maestros renacentistas como Tiziano, Miguel Ángel y Rafael, así como del pintor barroco italiano Caravaggio, los cuales tuvieron un gran impacto en su arte. Además, la escultura helenística Laocoonte y sus hijos se convirtió en una influencia a la que regresaría varias veces a lo largo su vida.
Rubens se convirtió en el pintor de la corte de Alberto VII, archiduque de Austria (1599 – 1621), y de la infanta Isabel Clara Eugenia de España (1566 – 1633) en 1609, y seguiría bajo el mecenazgo de los Habsburgo españoles durante el resto de su vida. No solo fue valorado como artista, sino también como diplomático, y a menudo se dedicó a actividades de recopilación de información para la familia real.
Más adelante, Rubens fue nombrado caballero por Carlos I de Inglaterra (1600 – 1649); el hecho fue confirmado por su mecenas Felipe IV de España (1605 – 1665), y recibió un título honorífico de la Universidad de Cambridge en 1629.
Características del estilo de Rubens
Mujeres desnudas voluptuosas
Los desnudos femeninos fueron muy populares en el arte barroco, especialmente en las representaciones de escenas mitológicas. Rubens es especialmente conocido por la forma en que representaba a las mujeres, prefiriendo pintar figuras voluptuosas. Este estilo fue muy popular en la época y dio lugar a términos como “rubenesco” para describir los desnudos femeninos de figura completa.
El estilo expresivo de Rubens también se aplicó a sus pinturas de hombres, aunque de forma opuesta. Sus sujetos masculinos son representados como figuras grandes y musculosas en poses dinámicas y retorcidas que recuerdan a los personajes de Miguel Ángel del techo de la Capilla Sixtina.
Color
Rubens era un gran admirador del artista renacentista italiano Tiziano (c. 1488 – 1576) y del estilo de pintura veneciano que enfatizaba el color sobre el dibujo. Aplicó la misma filosofía a su propio arte de estilo barroco utilizando ricos colores para realzar el dramatismo y la opulencia de sus cuadros.
Movimiento
Rubens fue un gran maestro de la forma humana, y utilizó su experiencia para crear pinturas llenas de energía y movimiento. La mayoría de sus cuadros presentan grupos de figuras dinámicas. Al moverse, los personajes crean caminos visuales para el espectador y dan la sensación de que la narración se desarrolla ante sus ojos.
El ciclo de María de Médici: el proyecto más ambicioso de Rubens
El mecenazgo de la realeza española ayudó a Rubens a extender su reputación como artista por toda Europa. En 1621, cuando ya era uno de los pintores más conocidos del continente, Rubens recibió el encargo de la reina madre de Francia, María de Médici (1575 – 1642), para realizar su proyecto más ambicioso hasta la fecha: una serie de 24 cuadros que inmortalizaban la vida de la reina.
Rubens utilizó sus conocimientos de mitología y representaciones alegóricas para realzar la vida de María, que carecía de grandes logros o acontecimientos. Muchos de los cuadros presentan iconografía de la mitología griega y romana, así como de la Biblia. Aunque Rubens contó con ayudantes para pintar los fondos y los detalles —lo que aceleró el proceso— estaba obligado por contrato a pintar él mismo todas las figuras.
Hoy en día, el ciclo de María de Médici puede verse en el Museo Louvre de París.
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