Los pintores colombianos, aunque de orígenes diferentes e influenciados por diversas corrientes, llevan su singular visión al mundo del arte. Con un lenguaje marcado por motivos locales, los pintores colombianos han dado a vida a una obra colorida, profunda y atrevida. Desde el famoso Fernando Botero hasta la revolucionaria Débora Arango, esos prolíficos artistas han dejado huella en la historia de la pintura.
Aquí tienes 10 pintores colombianos que todo amante del arte debe conocer.
Francisco Antonio Cano (1865 – 1935)
Francisco Antonio Cano es recordado por sus escenas y retratos de corte costumbrista; sin embargo, en sus últimos años se alejó de estos valores académicos para abrirse hacia las técnicas impresionistas que descubrió en un viaje a Europa. Por ello, en su trabajo destaca el excepcional manejo de la luz que da vida a sus cuadros. En su obra predominan motivos decididamente colombianos, en especial de su natal Antioquia, que abarcan desde paisajes hasta bodegones con flores locales.
Pedro Nel Gómez (1889 – 1984)
Originario de Antioquia, Pedro Nel Gómez es mejor recordado por su trabajo como muralista: pintó más de 2,200 metros cuadrados de murales al fresco en edificios públicos. También se desarrolló en los campos de la escultura, la arquitectura y el urbanismo. En su obra, Gómez abordó los problemas provocados por la desigualdad, como la migración de los campesinos a las urbes o la explotación en las minas. En sus pinturas destaca su singular forma de capturar la luz a través del uso de líneas, lo que evoca las técnicas utilizadas por los muralistas mexicanos.
Débora Arango (1907-2005)
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Débora Arango, la mujer que aparece actualmente en el billete de dos mil pesos colombianos, fue una reconocida artista que sacudió a la sociedad colombiana con sus pinturas, desde desnudos femeninos hasta temas políticos como el rol de la Iglesia en las dictaduras de Sudamérica. Estilísticamente, el hilo conductor de su obra son los dinámicos brochazos que buscan despertar emociones en el espectador, por lo que su obra ha sido asociada con el expresionismo figurativo.
Emma Reyes (1919-2003)
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Emma Reyes, escritora y pintora, fue considerada la “madrina” del arte latinoamericano por las representaciones de la lucha de clases en sus cuadros, la cual combinó con elementos botánicos que le dan vida a una obra llena de fantasía y color. Tras una infancia llena de dificultades, los viajes le abrieron la puerta al mundo del arte: tuvo su primer contacto con la pintura en Buenos Aires, y a su paso por México realizó una residencia en el taller de Diego Rivera.
Alejandro Obregón (1920 – 1992)
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Con pinturas dinámicas marcadas por la influencia de Picasso, Alejandro Obregón creó un lenguaje propio con una fuerte carga surrealista y de símbolos sudamericanos. Caracterizado por el uso del color y pinceladas texturizadas, sus pinturas descomponen paisajes e íconos de la cultura colombiana en figuras geométricas a través de transparencias y empastes. Hacia el final de su vida, encontró inspiración en la literatura y la poesía.
Omar Rayo (1928 – 2010)
Originario de Roldanillo, en el departamento de Valle del Cauca, Omar Rayo fue un pintor, escultor, caricaturista y artista plástico que ganó el Salón de Artistas Colombianos de 1970. Su obra se caracteriza por un lenguaje geométrico que principalmente utiliza los colores negro, blanco, rojo y amarillo para crear op art, es decir, piezas con ilusión óptica que le sacan el máximo partido a las líneas y los cuadrados. En 1981 estableció el Museo Rayo de Dibujo y Grabado Latinoamericano en su pueblo natal, donde se exhiben más de 2,000 de sus piezas.
Fernando Botero (1932)
Entre los pintores colombianos, no hay figura que se compare a Fernando Botero. Este prolífico pintor colombiano –el más colombiano de todos, según el artista mismo– ha creado un estilo único: el ‘boterismo’, que se caracteriza por figuras regordetas en diversos escenarios y situaciones. Sin embargo, Botero ha señalado que él no pinta “personas gordas”, sino volumen. Este elemento, combinado con una estética colorida y amable, ha hecho que sus inolvidables piezas de arte figurativo sean reconocibles alrededor del mundo.
Beatriz González (1938)
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Nacida en Bucaramanga, Beatriz González es una pintora, escultora, crítica y curadora. Inicialmente, la artista utilizó técnicas tradicionales, pero luego encontró inspiración en los medios de comunicación. Su obra aborda el periodo histórico de La Violencia a través de colores brillantes, así como figuras de la cultura popular que basa en fotografías históricas. Ella se refiere a estas piezas “inacabadas” como “pinturas subdesarrolladas para países subdesarrollados”.
Fanny Sanín (1938)
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Nacida en Bogotá, Fanny Sanín es mejor conocida por sus pinturas geométricas con una paleta de colores profundos (pero hasta cierto punto apagados), donde la simetría y el balance son los ejes conductores. Así, su nombre se ha convertido en un sinónimo de arte abstracto en Colombia. Otro detalle de su trabajo es que ella siempre mezcla los tonos que utiliza. Su obra está influenciada por las vanguardias europeas y figuras como Mark Rothko, Wassily Kandinsky y Henri Matisse. Sanín vive y trabaja en Nueva York desde 1971.
Ana Mercedes Hoyos (1942-2014)
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Ana Mercedes Hoyos mezcló técnicas del Pop Art con escenas y motivos que rinden tributo a la herencia afro-colombiana, desde bodegones con frutas caribeñas hasta figuras femeninas con vestidos que resaltan el color de su piel, forjando así un lenguaje geométrico y colorido. Su obra forma parte de las colecciones permanentes del Museo de Bellas Artes Fuji de Tokio, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y el Museo de Arte del Condado de Nassau en Nueva York.
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