Con sus pequeñas alas, su flecha con punta de corazón y su apariencia de ángel, Cupido es una figura que cualquiera puede reconocer. Si bien hoy en día podemos ver a este personaje en tarjetas de San Valentín, regalos románticos y adornos de temporada, su historia precede esta festividad por varios siglos.
El concepto de un personaje como Cupido tiene sus raíces en las mitologías antiguas y está presente en varias culturas ancestrales. Estas encantadoras obras, que abarcan varias obras y estilos, ilustran la evolución de Cupido, desde una deidad adolescente hasta grupos de querubines que revolotean por toda la composición. Aquí, exploramos el papel de Cupido en la historia del arte para comprender su metamorfosis de musa a símbolo.
¿Quién es Cupido?
En la mitología clásica, Cupido es el dios del deseo y el amor. Adaptado por los romanos a partir del dios griego Eros, Cupido es conocido por su habilidad para hacer que tanto los dioses como los mortales, se enamoren (o huyan con disgusto) con sus flechas encantadas.
Si bien su genealogía varía según el mito, Eros es considerado hijo de Venus (Afrodita en la mitología romana). Además, tanto en las historias griegas como romanas, está casado con Psique, una hermosa humana convertida en diosa. Ambas figuras son incluidas a menudo en representaciones artísticas de este dios, que han sido producidas por artistas por milenios.
Evolución en el arte
Varios movimientos artísticos importantes han presentado esta fascinación por Cupido. Al explorarlos cronológicamente, ofrecen una forma de rastrear la evolución de la figura, comenzando, por supuesto, con Eros.
Antigüedad clásica
Eros apareció por primera vez en el arte griego antiguo, como esta pieza de figuras rojas que data de alrededor del 450 a. C. En estas representaciones, Eros es retratado como un adolescente delgado con un gran par de alas. Además de estas características bien conocidas, no tiene ningún otro atributo que hoy asociemos con Cupido, como su arco y flecha característicos.
Durante el Período helenístico—una época conocida por sus esculturas de mármol—Eros adquirió una apariencia más juvenil, marcada por un rostro más lleno y un físico más regordete.
Además, las representaciones de esta figura comenzaron a presentar un arco y flechas.
Edad Media
Durante la Edad Media, Eros empezó a ser mejor conocido como Cupido. Aunque siguió apareciendo como un niño alado, a menudo se representaba con las proporciones y características de un adulto, un enfoque que es evidente en muchas representaciones medievales en las que se ve más como un bebé o niño.
El Renacimiento
Con un renovado interés por el humanismo del arte clásico, los artistas del Renacimiento representaron a Cupido como un niño realista. La figura siguió pareciendo más joven, culminando con representaciones que parecen niños pequeños e incluso bebés. Esta característica es evidente tanto en representaciones tanto de Renacimiento nórdico como del italiano; por ejemplo Cupido quejándose con Venus y Cupido en un paisaje, respectivamente.
Durante el Renacimiento italiano, muchos artistas comenzaron a incluir varios Cupidos en una sola pintura. Conocidos inicialmente como amorini, estas figuras eventualmente se convirtieron en putti, niños querubines que se encuentran en muchas escenas mitológicas e incluso bíblicas de este periodo.
Barroco
Durante el periodo barroco, los artistas continuaron incorporando varios Cupidos en sus pinturas inspiradas en la mitología. A diferencia de los amorini y putti del Renacimiento, las figuras pintadas por artistas barrocos parecen divertidas, enfatizando su juventud y minimizando el papel y el poder divino de Cupido.
Rococó
Los artistas rococó también adoptaron este enfoque sobre Cupido. Esto es particularmente evidente en las pinturas en colores pastel de François Boucher, un artista francés que incorporó grupos de Cupidos en la mayoría de sus obras mitológicas.
Neoclásico
Esta iconografía siguió siendo popular durante todo el período neoclásico, un movimiento inspirado en el sentido del equilibrio y el enfoque de los artistas clásicos en la figura humana. Sin embargo, después de este periodo, los artistas abandonaron este enfoque sobre Cupido y optaron por interpretaciones más vanguardistas.
Postimpresionismo
El postimpresionismo, una de las primeras corrientes modernistas, ayudó a facilitar un nuevo enfoque del arte introducido por los impresionistas. Sin embargo, en lugar del arte y la mitología clásicos, los artistas postimpresionistas se inspiraron en la vida cotidiana. Este interés se hace presente en la Naturaleza muerta con cupido de yeso de Cézanne. Si bien esta pintura presenta un tema clásico, se le representa como un objeto cotidiano, una interpretación que captura el enfoque vanguardista de los artistas modernos a la historia del arte.
Expresionismo
El artista expresionista Edvard Munch se basó en el enfoque moderno de los postimpresionistas hacia la iconografía tradicional. Reconocido por sus pinturas melancólicas y taciturnas, Munch trabajaba impulsado por la emoción, como se nota en su sorprendente versión de Cupido y Psique. Representado en una paleta de colores artificiales y con figuras estilizadas y sombrías, Cupido y Psique abandona todo lo tradicionalmente asociado con Cupido, desde su apariencia jovial hasta sus reconocibles accesorios.
Surrealismo
Dado el interés de los surrealistas por los temas oníricos, no es de extrañar que Salvador Dalí experimentara con temas mitológicos. En Venus con Cupidos, el pintor reinventa la tendencia nacida del Renacimiento de incluir múltiples Cupidos en una sola escena.
Pablo Picasso también adoptó el motivo de Cupido en su obra Mosquetero y Amor. Pintado en el estilo surrealista de este artista, el cuadro retrata a Cupido como una figura ambigua, reconocible solo por la flecha en su mano y formas abstractas que sugieren alas.
Arte contemporáneo
Cupido sigue siendo relevante en el arte contemporáneo, ya que los artistas de hoy continúan representando creativamente a esta famosa figura. Cupid's Span, una escultura al aire libre del dúo Pop Art conformado por Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen, ilustra este interés por adoptar y adaptar a Cupido, minimizando la figura a lo que se ha convertido en sus elementos más reconocibles: un arco curvo cargado con una sola flecha roja.
A través de movimientos, estilos e incluso siglos, estas creaciones inspiradas en querubines demuestran que Cupido y el arte siempre han sido la pareja perfecta.
Artículos relacionados:
Explorando la celestial historia de los ángeles en el arte
Día de San Valentín: Los nada románticos orígenes de esta romántica celebración
18 Regalos de último minuto para darle amor a esa persona especial en San Valentín